martes, enero 22, 2008

POLITICA, NARCOTRAFICO Y OLIGARQUIA. AUTORIA: GUSTAVO ESPINOZA M

POLITICA, NARCOTRAFICO Y OLIGARQUIA
Por GUSTAVO ESPINOZA M (*).

En nuestro país -y con seguridad en muchos otros- la prensa reaccionaria y la clase dominante, la Oligarquía, se empeñan en buscar relación entre la lucha del pueblo y el accionar del narcotráfico.
Al hacerlo, distorsionan todo. Se refieren a la lucha del pueblo usando diversas variantes: “la influencia comunista”, “el terrorismo”, “las organizaciones violentistas”. Pero en todas ellas subyace la idea de compaginar en un mismo contenido distintas variables que reflejan un idéntico significado: la lucha del pueblo por sus objetivos básicos.
Del mismo modo, mimetizan en una misma corriente al narcotráfico, el cultivo de la coca y los consumidores de ella. Procuran que, de diversa manera, se pueda expresar una misma idea: lo que tiene que ver con la droga.
Así lanzan una suerte de mensaje subliminal: el pueblo está relacionado con la droga. O también, los pobres que protestan contra la injusticia, no están en sus cabales. Han perdido la razón, o están influidos por la droga.
La experiencia peruana de las últimas décadas, sin embargo, sirvió en América Latina para saber que el asunto es exactamente al revés. La droga -y todas sus modalidades y variantes- constituye una de las herramientas de las que se vale la clase dominante para perpetuarse al frente de gobiernos y países.
En Estados Unidos, por ejemplo, Al Capone no era un santo. Y tenía excelentes vínculos con el Capitolio y la Casa Blanca, al extremo que era confidente del todopoderoso Senador Joseph Mccarthy con quien hacía beligerantes declaraciones anticomunistas para solaz del Imperio-. Pero además resultan harto conocidos los vínculos que atan a las multinacionales con el lavado del dinero procedente de la droga, o con maquinaciones fiscales que comprometen a los “trust”. Y eso, desde Kissinguer hasta Dick Cheney es moneda de uso corriente en los corredores del Imperio.
En la Cuba pre revolucionaria era vox pópuli el hecho que el gobierno de Prío Socarráz estaba estrechamente relacionado al consumo y al tráfico de los estupefacientes. Los ministros, parlamentarios, dirigentes políticos y personalidades del Estado estaban, en su inmensa mayoría, ligados a este uso que les rendía ganancia excepcionales y marcados privilegios. Pero también ocurría lo mismo con el gobierno de Batista, en el que se hizo célebre el discurrir de “sobrecitos” con cocaína en los encuentros de los altos dignatarios
En Colombia hoy mismo numerosos testimonios comprometen al Presidente Alvaro Uribe con los Carteles de la droga y con la protección que el Estado brinda a los grupos paramilitares que ha formado para enfrentar al pueblo y aniquilar a dirigentes sindicales y revolucionarios. Pero eso era igual en la Venezuela de los Pérez Jiménez, o los Rómulo Betancourt, en La administración de los “adecos” o de los “copeyanos”, en la falsa república que demoliera Hugo Chávez al frente de su pueblo.
En el Perú ocurre el mismo fenómeno. Bajo el fujimorato, por ejemplo, fue descubierto un hecho inaudito: el Avión Presidencial transportaba al exterior 174 kilos de droga. Ni la prensa de entonces ni la de ahora -con honrosas excepciones- condenó el hecho ni demandó las sanciones pertinentes.
Pero no fue ese el único caso. En 1996 fue posible descubrir también el cargamento de cocaína en los Barcos de la Armada “Ilo” y “Matarani” la utilización de helicópteros militares en las zonas de emergencia para el traslado de estupefacientes y la relación directa entre los más altos representantes del oficialismo y Roberto y Pablo Escobar, los máximos exponentes de los carteles colombianos de la droga; así como la protección que el estado peruano brindaba a los hermanos López Paredes y a Fernando Zevallos, este último hoy en prisión. Incluso el nexo entre los “capos” peruanos de la droga y los jefes de la institución encargada de combatirlos, la Fuerza Armada.
No han sido “los narcos”, entonces, aliados y socios de la subversión, el terrorismo, o como se le quiera llamar a las expresiones de protesta popular en el Perú; sino los gobiernos ligados al Gran Capital los que han permitido que la droga y su comercialización legal o ilegal enriquezca los bolsillos de los explotadores. No es un secreto, en efecto, que la filial del Banco de Crédito en la región selvática de Uchiza aportó enormes sumas de dinero a esa importante entidad financiera que cuyo exponente máximo -Dionisio Romero- fue además un socio privilegiado del Fujimorismo, como lo acreditan los “videítos” filmados en la salita del SIN.
Pero no fue expresión privativa del fujimorato este vínculo con el narcotráfico. Casi todas las administraciones anteriores y todas las posteriores con seguridad, han estado plagadas de incidentes que han revelado una conexión más que sospechosa entre los representantes del Estado y las Mafias de Productores y comercializadores de droga.
Y esto no debiera sorprendernos porque responde a una lógica elemental: los delincuentes que producen o comercializan la droga necesitan de protección e impunidad para el ejercicio de sus actividades ¿Y quien puede brindárselas con mayor solvencia sino las autoridades del Estado? Entendiéndose con ellas pueden contar, sin medida, con barcos para el transporte del producto, aero naves de distintas modalidades, pistas de aterrizaje, ausencia de control de aduanas, funcionarios cómplices, policías corruptos y un poder Judicial complaciente. ¿Necesitan más?
Enfrentados al Estado –como lo estarían si en verdad apoyaran a una guerrilla o a un movimiento insurgente- todas estas posibilidades de acción desaparecerían y los negociantes de marras tendrían que verse restringidos a acciones puntuales y de coyuntura, localizadas y de escaso monto.
La expresión aquella de “narcoterrorismo·”, entonces, es apenas una farfulla que se usa para sorprender incautos, pero que carece elementalmente de contenido.. Lo que la derecha quiere es descalificar al pueblo adjudicándole un accionar terrorista que no tiene, y vinculándolo con el narcotráfico y la droga. Pero, además, usa la maniobra para repimtir a su antojo a los trabajadores.
Acusando en efecto al movimiento popular de estar “coludido” con el narcotráfico, puede descalificar las luchas pero, sobre todo, desatar contra él la fuerza operativa del Estado, es decir, la represión abierta en sus más diversas modalidades. Y eso es lo que viene ocurriendo.
Para justificar golpes contra el pueblo, en efecto, usa el pretexto de “enfrentar al terrorismo y al narcotráfico” como si fueran aliados, cuando en realidad ambos son creaciones de una misma mano.
Recientemente en el Perú ocurrieron los sucesos de Occobamba, que nunca fueron esclarecidos. Tampoco la matanza de Tayacaja, en el departamento de Huancavelica permitió hacer luz sobre los hechos. En cambio, se descubrió sí el caso del Capitán Comisario de San Miguel en la Provincia de La Mar, que transportaba droga en compañía de efectivos a su cargo y de otros destacamentos armados del mismo origen. Sobre el tema la “gran prensa” ha callado en todos los idiomas, porque sabe que ahì radica la madre del cordero.
El vínculo entre la droga y la clase dominante, resulta obvio (fin)
(*) Del Colectivo de Nuestra Bandera. www.nuestra- bandera.com

miércoles, enero 09, 2008

PRESENTACION

HERMINIO PARRA RIVERA nació en Huanuco el 13 de Mayo de 1942. Sus padres fueron Herminio Parra Gallo y Carmen Rivera, naturales de Piura. Egresó de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional dé Ingeniería en 1952- Este mismo año continua estudios en la universidad donde obtiene el grado de Bachiller en Física y Matemática; en esta segunda carrera profesional se desempeñó además corno Secretario General del Centro Federado de Estudiantes de la Facultad de Ciencias entre los años 1968 a 1971, actuando con honestidad y limpia trayectoria, lo que la ocasiono no pocos sinsabores e ingratitudes.
Se retira del estudio de las ciencias matemáticas y se sumerge en el estudio de la Historia aplicada a nuestra realidad social. Se dedica durante años a la investigación histórica en bibliotecas y archivas, en jornadas, no .menores de 10 horas diarias; construyendo con eficacia y con verdadero espíritu de creación, valiosos análisis. Es verdaderamente sorprendente la .gran cantidad y calidad de datos que reúne. Se, agrega a esta paciente labor intelectual el de la docencia universitaria escolar secundaria. Como profesor del curso de Historia del Perú del colegio "Nuestro Señor de los Milagros" del Callao, logro que éste en
1969, ocupara el primer puesto en el Concurso Nacional, acerca de la vida de Túpac Amaru. ...
Ganado por el espíritu aventurero se convierte en colonizador de la selva y viajero infatigable, recorriendo caminos y rincones, a, lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, dedicado a menesteres de construcción y diseño. Su conocimiento de la realidad peruana es muy agudo y profundo, y lo transmite por diferentes medios de comunicación nacional; su exactitud, sentido común y sencillez, hace que su mensaje llegue y cale profundamente en todos los lectores de su obra. Algunos de sus artículos son publicados en la revista "Historia" del Instituto Histórico Iberoamericano y en la de la Escuela de Altos Estudios Latinoamericanos de París.
Ha colaborado en la revista “Vistazo", en el diario "Correo" de Lima y la ex-edición "El Observador", mereciendo de todas ellas, el elogio de la. crítica periodística especializada. El Dr. Pablo Macera, que lo conoció, dijo de él, al enterarse de su fallecimiento, "Parra tuvo un corazón grande y noble, siempre luchó por lo que consideró justo". Desde 1971 colaboró en el Seminario de Historia Rural Andina, de la Universidad San Marcos. Como expositor: ha participado en diversos seminarios, forums, congresos, y cursos en la capital y región central, dirigidos a profesores, alumnos y organizaciones profesionales. Fundó y dirigió la Empresa Editorial "La Kantuta". Es .autor de las obras publicadas "Perú, la República” las elecciones y la miseria de tu. historia" y "El Hayatorrismo en el Perú”
En los inicios de 1984, debido a. una enfermedad grave, estuvo a punto de perder la vida y antes de recuperarse totalmente, su inquietud por el estudio fue más poderosa y "viajó a Huancayo para continuar su labor silenciosa y humilde, en estas circunstancias conoce a su esposa Rita Avendaño Pando, con quien forma una familia sólidamente constituida, naciendo de esta unión una niña llamada Carmen -Irene, a quien amó mucho. Su esposa nos dice: "...fue único: para, el estudio metodológico, hombre dedicado íntegramente a su labor y a su trabajo sobre todas las cosas". Estaba convencido de que el ejemplo es la mejor demostración de los hechos y la mejor escuela que perdura. Los que lo conocieron son testigos de que ocupa un lugar en la historia, un lugar de consideración y respeto: También, por ello, los que lo conocieron dicen de que "Herminio Parra ha demostrado una amplia formación metodológica, seriedad personal, sentido responsable y, sobre todo, una valiosa imaginación científica creadora"..
Su temprana y conmovedora desaparición física ocurrida el 1° de Octubre de 1988, por manos desconocidas, nos invita a reflexionar con preocupación sobre la necesidad de conocer nuestra realidad nacional, considerando que el Perú necesita muchas personas como él que propicien el conocimiento integral de la historia peruana, que presenten como alternativa un estudio metodológico, científicamente estructurado y la exigencia de la honestidad, lealtad y sinceridad de cada ciudadano, sea cual fuere su actividad humana.
Antes de su fallecimiento, con bastante optimismo y confianza solicitó una subvención al CONCYTEC para publicar la presente obra inédita .titulada "DE INVASORES A OLIGARCAS", premiada por el Instituto de altos estudios Latinoamericanos. El CONCYTEC, fiel a sus objetivos, aprobó la referida subvención, lo que implica un significativo homenaje póstumo al intelectual y proficuo maestro, que fue en vida. Al materializarse este aporte objetivo, que permitirá enfocar con una nueva óptica a nuestra realidad histórica republicana, con sentido real y científico/ y que hará pensar y analizar a las generaciones actuales y venideras dedicadas al quehacer de la investigación histórica. Perennizando así la obra del autor y su presencia trascendente en la historia, su país, nuestra patria, el Perú.
LOS EDITORES

INTRODUCCION

INTRODUCCIÓN
Durante toda nuestra, vida republicana, el Perú no ha desarrollado su vitalidad natural, ni su bienestar general. En el plano socio-político no es una nación organizada, vigorosa y orgullosa de su destino histórico. Este drama pocas veces fue denunciado. El tradicionalismo que hizo posible y justo el imperio de la clase dominante o gran burguesía peruana, lo olvidó.
Frecuentemente se nos había de la crisis peruana. Sin embargo, siempre se nos oculta o entremezcla sus orígenes. No conociéndolos no podemos entender sus consecuencias. Desconocedores de nuestro pasado histórico es natural que tardíamente intentemos explicarla sin considerarla en su totalidad; a los de arriba enfermos de su erudición aristocrático-burguesa, y a los de abajo víctimas de su confusión socialista..
Casi toda la ilustración peruana que trató de explicarnos este acontecer, termino en narración dogma tico-tendenciosa o, contrariamente indiferente. En muchos aspectos nuestro conocimiento enciclopédico y popular terminó anulado por las influencias sub-culturales que nos llegan desde el extranjero.
De este ambiente salieron la mayoría de críticos que aún legalizan y justifican la aparición de un profesional miembro de élites; nulo en sus posibilidades competitivas y de capitalización; sometido al orden oligárquico tradicional; amante de la acumulación fácil y veloz; del consumo; enemigo de la inversión productiva; destacado empresario político o de coyuntura y amparado siempre por los distintos grupos en el poder..Su presencia demuestra 1o obsoleto de las instituciones legislativas y ejecutivas peruanas defendidas por la clase dominante en beneficio de una política nacional y de una soberanía popular, aparentes.
Pareciera que nos hundimos y podemos salvarnos todavía. Desde el punto de vista histórico, los orígenes de nuestra crisis tenemos que buscarlos, ante todo, en los factores políticos, económicos, sociales, étnicos, geográficos y religiosos, que condicionaron su fisonomía y sobre los cuales los gobiernos ejercieron su influencia y su fuerza. Se trata de conocer la esencia de nuestro pensamiento y su relación con la base económica de donde ha surgido, al mismo tiempo que su incidencia determinante sobre las masas como factor histórico.
La historia de un pueblo no se exceptúa sólo por los hechos económicos. No es la expresión ni la aplicación mecánica de alguna ley natural y su consecuencia. Existen otros factores que es necesario conocer. El conocimiento social, sus causas y efectos, además de complejo, necesita del estudio constante, profundo, diverso y desapasionado, de todas las actividades hurañas, espirituales y practicas que se obtienen, únicamente, cuando los acontecimientos se han ordenado continua y sistemáticamente de modo que adquiriendo categoría de pasado, es necesario conocer para admitir el cuestionamiento presente, solucionando en el cálculo de probabilidades las interrogantes del futuro.
¿Qué país edificaron nuestros mayores?, ¿fueron fieles a lo recibido desoyendo .incluso sus ínfimas voces de espontaneidad?. ¿Observaron fidelidad a la autoridad del pasado o fueron indóciles a este?, ¿Los nuevos jóvenes se solidarizaron con los viejos sometiéndose a sus dictados en la política,- ciencias y artes, o derribaron no solamente a los viejos sino también a su imperio?. ¿Por qué se contentaron con insistir en los pensamientos recibidos que no coincidían con la realidad, en unos casos por obsoletos, en otros, por faltos de renovación?. ¿Ha habido una doctrina que determine la personalidad política de la nación peruana?. ¿Existe, realmente, una teoría de su sociedad, de su historia y de su política?
Proponerse responder a estas cuestiones que afectan al desarrollo de la cultura y a la orientación del devenir político-social del pueblo peruano, significa investigar la realidad político-económica y cultural que le determinó su "movimiento histórico" en toda" la extensión de una época recurriendo a, datos y hechos precisos, para establecer nuestro real derrotero cultural, político y social, dando a cada momento su proyección histórica-
Dentro de esta dimensión comprenderemos la vigencia o no de todos los movimientos políticos, sociales y culturales, y la corres pendencia que éstos guardaron con el estado de cosas sobre el que actuaron o pretenden actuar, para admitir el desarrollo o postración del pueblo peruano en todos sus-aspectos: en su cultura y en su espontaneidad.
El ritmo de épocas viejas y nuevas sorprende cuando no se advierte en todo lo transcurrido de la historia oficial peruana. Lo tradicional, confirma la ausencia de vitalidad, dé creatividad, y el desconocimiento de sus males- impidió brindarnos una instrumentación metodológica capaz de hacernos comprender nuestra realidad. Ad mi tamos que lo que aquí se hizo por tradición, jamás se hizo por cultura.
Desde el virreinato, nuestra Oligarquía de casta o clase dominante peruana, mantiene una estructura económica mercantil basada en relaciones de producción señoriales y sustentada mas en la intermediación que en la producción, y en función de los intereses extranjeros.
Este sustento determina la fisonomía principal de esta, estructura: un capitalismo burocrático al lado de una incipiente formalidad burguesa. No hay esencialidad burguesa alguna. El máximo representante de esta realidad histórica, el Estado, está formado por una sociedad esencialmente virreinal, esta realidad determina la vigencia de una estructura legal que, en la república, mantiene y defiende la existencia de un espíritu colonial. Esta espiritualidad es la que, hasta hoy, ha influenciado en el "desarrollo" de la sociedad peruana,
¿Qué ha ocurrido entonces con nuestra independencia de España? ¿Quiénes lucharon por ella olvidaron que el éxito revolucionario de toda democracia burguesa se halla en que, ella misma, realiza sus trascendentales actos en la ciencia y en la técnica, en la filosofía y en las artes, en la política y en la economía, para determinar finalmente, un cuadro moral distinto al feudal. Nuestros "libertadores" nos liberaron de las autoridades españolas, pero no cambiaron las estructuras estatales dejadas por la corona. No lo hicieron por que, ellos mismos, fueron quienes mejor la representaban. De un Estado encomendero colonial pasarnos a un Estado encomendero independiente. Las costumbres virreinales continuaron desenvolviéndose dentro de la superficialidad establecida por las instituciones "republicanas" que remedaron del extranjero.
La presencia de este hecho en la inactual realidad peruana, di ríase que es la que ha informado la obra doctrinal de nuestros filósofos y sus partidarios, haciendo vivir, al Perú, en un ambiente de quimeras y de aventuras.
Quienes interpretaron la realidad del Perú republicano, estuvieron influenciados por dos instancias: la realidad del ambiente que les rodeó y la forma muy diferente que pensaron de él. Naturalmente se polarizaron. Unas veces se hicieron muy eruditos y terminaron sectarizandose o individualizándose. Otras, con un conocimiento enciclopédico, quisieron ser integradores. Este fue el resultado del conocimiento exclusivo y por separado de hechos económicos, sociales y culturales, olvidándose de fenómenos étnicos, religiosos y geográficos, y de los imperceptibles, pero robustos, lazos de unión entre todos estos. No supieron hacer una verdadera historia integral de nuestra realidad.
Casi fue imposible conocer la singularidad de nuestra fisonomía histórica y las características sicológicas y vivénciales de cada uno de los elementos que en ella intervinieron.
La mayoría de veces, ni la crítica ni la defensa de nuestro peculiarismo histórico se sumergirían en nuestras intimidades. De nada valieron nuestras luminarias cuando estuvieron rodeadas de oscurantismo., Del mismo modo que hoy, no sirven la infinidad de exégetas, pragmáticos, o marxistas, que por desenvolverse alrededor de una intelectualidad paralizada, fueron ubicados en la gloria o en la desgracia, pero jamás en su real dimensión histórica. Contrariamente consolidaron el "progresismo" que pasa por revolucionario, hasta hoy.
El "alboroto ilustrado" de este sujeto histórico intentó' anular a quienes realmente, con errores o sin ellos, se juegan enteros la conquista del país integral, disciplinado y con filosofía que tanto necesitamos. Pese al apoyo oficialista esta intención se convirtió en su propia negación histórica.
¿Es posible desconocer esto cuando, constantemente, escuchamos a dirigentes "claros", "progresistas" o "revolucionarios"?. Nos queda desde luego, la subyugante aventura de empezar a conocernos nosotros mismos, con la fuerza necesaria como para admitir nuestros errores y, con ellos, nuestros fracasos. De otra manera no estaríamos dispuestos a la victoria.
E1 Perú es el .Perú. Es uno de esos países que antes llamaban atrasado, con un Estado y una educación semi feudal, y que, hoy, lo han rebautizado de "subdesarrollado". Sus riquezas naturales y su colonial industria extractiva están en manos de capitales extranjeros. Su clase dominante esta constituida por una consagrada "oligarquía de casta" criolla o burguesía compradora, establecida en los mismos albores de la invasión española del siglo XV7, y por una burguesía burocrática cuyo desarrollo, prácticamente, empieza en 1895. Su sostén espiritual e intelectual, la iglesia Católica, no parece tener otra misión que la de hacer que se admita la "desigualdad de fortunas" y aceptar que "un hombre se muera de hambre al lado de otro hombre". La enseñanza de la Historia en el Perú, dedica miles de paginas a estos hechos y a la biografía de sus principales personajes y casi ninguno a sus hechos mas trascendentales, ubicados en el obrero y en el campesino peruanos.
La incultura política de la población peruana tiene sus culpables."Está dirigida a que su conciencia cívica no se desarrolle* Solo de esta manera las elecciones, por ejemplo, a lo largo de toda la 'vida republicana del Perú, se han constituido en un instrumento de dominación para el "recambio" de autoridades. No han servido paro, dar solución al hombre; a la miseria y a la explotación del pueblo peruano. Sirvieron, para consolidar la sobre vivencia de la clase dominante, su dictadura y todas sus manifestaciones.
Para conocer el origen de esta tragedia está escrito este libro. Para hacerlo se ha partido de una pregunta fundamental: ¿Tenía razón Mariátegui cuando sostuvo que el Perú es una sociedad semi-feudal y semicolonial?. Tratando de responder a esta hipótesis, este libro se ha dividido en tres aspectos.
El primero, que abarca una metódica y somera visión de la realidad española en el preciso instante de! descubrimiento de América. La finalidad de este tema es establecer la diferencia que existe entre "feudalismo" y "señorío", a fin de entender que el sistema "señorial" que el español impone en América, está muy lejano del sistema feudal desarrollado en Inglaterra, Francia y Alemania, que se estanca en España. Los capítulos de esta primera parte nos muestran la calidad de español que nos invade como fundamento del criollismo, categoría sico-histórica americana que confirma el oportunismo, el anarquismo y la corrupción de la clase dominante y de una gran parte de la población continental; la incompleta "independencia" de España de las repúblicas americanas; y la errada concepción, del pensamiento republicano que América ha creído tener.
Partiendo de esta universalidad llegaremos al segundo aspecto que trata de hacer una interpretación de la realidad peruana. Esta parte consta de ocho capítulos. El primero, trata de demostrarla relación que existe entre el encomendero, su hijo mayor o 'Mayorazgo" y el establecimiento de los "vínculos familiares" como fundamento de las aristocracias regionales, base de todo el "regionalismo" disociador que hasta hoy nos acompaña; el segundo, es una visión breve de la historia republicana que incluye en una serie de preguntas que incitan a su replanteamiento integral; el tercero, como su título lo indica, es uña historia de la clase dominante, la burocracia y la clase media peruanas; el cuarto, trata de darnos una visión de cómo las principales familias que siempre gobiernan en el Perú, proceden, generalmente de españoles que, en muchos casos se establecieron desde el siglo XVI, para el desarrollo de este tema se ha empleado la genealogía a fin de establecer, además de los vínculos familiares, los vínculos sociales, políticos, económicos y culturales y, fundamentalmente, las "endogamias" que se generan entre estas familias; el quinto, que es un estudio breve de la familia Belaunde, como demostración practica del capítulo anterior y que fue publicado el 24 de Julio de 1980 en el No* 165 de la revista "Marka"; el sexto, que siendo un estudio del "Club Nacional", publicado en 1980 en el No. 160 de la revista "Marka", es un análisis de las seculares costumbres sociales que hasta hoy utiliza la clase dominante; su racismo; el séptimo, que analizando al "civilismo" como una categoría política de la clase dominante peruana es una critica a sus costumbres que, especialmente, la izquierda oficial peruana todavía mantiene; y el octavo, que trata de demostrarnos la existencia de una educación virreinal que basada en la cultura escolástica, todavía se imparte en las universidades peruanas.
Este trabajo iniciado desde mis épocas estudiantiles ha sido muy largo, penoso. No tiene más que el apoyo moral de quienes creyeron que podía realizarlo. Ha sido la renuncia a las comodidades que otros gozan.. Hoy, es mi mejor trinchera de combate. Que no se crea por tanto, que con este trabajo quiero establecer vanas esperanzas., Nuestra verdadera historia, la que no se nos enseña, es hermosa.. La oficial, la que repetimos cátedras y plazuelas, es grotesca; cuento de chilindrina,
Admitamos que la historia republicana, la del Perú moderno, no se ha escrito todavía. Lo mismo diremos, de nuestra historia colonial. Existen algunos trabajos y monografías notables, pero un estudio reflexivo y dialéctico, aún no ha sido ejecutado.
Sin duda esta es la razón por la que casi toda la "intelectualidad" nacional ha refinado su olfato y desarrollado un tacto exquisito. Con ellos ha reemplazado la función de la vista y el pensamiento inquisidores para conocer nuestra realidad. Estas "cualidades" permitieron que la mayoría de nuestros críticos quedaran sordos o ciegos. Lo que, después de todo, les permite una reflexión indispensable para el desarrollo de sus ideas.
Frente a esto mis opiniones y noticias serán cortas. No conclusas. Otros las rectificarán y concluirán. Mientras tanto, serán un pensamiento solitario en medio de tanta duda, liquidación, traición y saldos no integrados en el campo de la verdad social peruana. Es el grito que señala a quienes deambularon siempre con el pretexto de predicar la "justicia" o la "Revolución Social". Escondiendo, realmente, incapacidad, agonía, y mitos mal concebidos y peor ejecutados.
EL AUTOR.

PROLOGO DE PABLO MACERA

HERMINIO PARRA RIVERA
(1943 - 1988)

Vivió al filo de las contradicciones y los conflictos de todo su tiempo y toda su generación y pagó un precio muy alto, el de su vida, al hacerlo con un excitado compromiso. En la mañana del 12 de Octubre de 1988 tres "estudiantes" tocaron la puerta de Parra en Huancayo y pidieron una entrevista relacionada con el asesoramiento de tesis. Este era uno de los tantos oficios a los cuales Parra recurrió durante su vida. Al llegar donde sus visitantes Parra fue encañonado y muerto con tres balazos profesionalmente asestados. De inmediato las cábalas políticas emitieron sus habituales apreciaciones atribuyendo el asesinato al MRTA, Sendero Luminoso, Comando Rodrigo Franco. Cada cual esgrimía los mejores argumentos a su entender conclusivos. La verdad no es todavía conocida. Lo único cierto es que aquel crimen mató a un hombre productivo, fundamentalmente bueno y necesitado de amistad, a pesar de su lenguaje incisivo y de la facilidad con que originaba desafectos.
Conocí a Parra en San Marcos 1965-67. Aquellos años fueron los mejores de San Marcos por el nivel de entusiasmo, de discusión, de compromiso diario de la práctica y la teoría. Sospecho a veces que esa marea ascendente de San Marcos - que era también el ascenso de sectores populosos y medios a niveles críticos en el control de la superestructura y producción ideológica despertaron tales escalofríos que fueron la causa del cargamontón contra San Marcos en la década del 70. De allí proviene su liquidación actual, temporaria y limitada como principal centro de crítica y refutación del sistema.
Liquidar al San Marcos del 65-69 dio como resultado, entre otros el desplazamiento de la izquierda intelectual hacia la Universidad Católica y las clases medias altas o incluso capas dominantes. No es una casualidad por eso que el sanmarquino Barrantes llevara en 1985 como vice-presidentes a dos egresados de la Universidad Católica. Esa configuración electoral reflejaba bien la composición interna de la izquierda peruana parlamentaria de entonces; ¿y hoy?.
Todo este recuerdo concita Herminio Parra dirigente estudiantil durante ese tiempo. Ya entonces tenía enfrentamientos borrascosos y era una persona discutida y discutidora dentro de los grupos a los que pertenecía. Teníamos escasas coincidencias. En la mayoría de nuestras conversaciones Parra y yo discrepábamos tanto en los métodos o técnicas de estudio que planteaba como también en las definiciones tan perfiladas que caracterizaban a sus estudios. Pero no por encina sino a través de todas esas diferencian percibía yo la pugnacidad admirable de alguien que buscaba no diré la verdad sino su verdad, con la desesperación de un abogado.
Ingeniero Químico, maderero en el Amazonas, gestor de imaginativos planes editoriales, profesor universitario, Parra era sobre todo un explorador excitado por el azar de las búsquedas o extravíos de ruta, dispuesto a todos los sacrificios de quien ha elegido como camino la trocha más angosta y va a tientas. Parecía haber en él un sino trágico para elegir siempre el camino más difícil,
En medio de su vida agitada Parra escribió varios ensayos de carácter histórico y político. No le interesaba la verdad erudita en si misma sino en la medida que podía emplearla para fines concretos en el curso de sus propias luchas ideológicas. Los resultados fueron muy diversos, Parra no pretendía ser un profesional de la historia y desdeñaba algunos de los recursos informativos habitúa1mente exigibles. Sus libros fueron calificados a veces de prejuiciosos o exagerados. Ignoro la .medida en que esas críticas pudieron conmover la fe que Herminio Parra tenia en su estilo de trabajo. Lo dejé de ver durante muchos años; da pronto Darío Rubio, amigo de siempre, nos alerto: casi en desahucio Parra-padecía de una enfermedad grave. Me tocó la misión de solicitar el auxilio de las autoridades de San Marcos. La iniciativa que permitió curar entonces a Herminio Parra fue de Elmo de la Vega quien aunque conocía las posiciones políticas de Parra y era opuesto a ellas, consiguió su internamiento hospitalario. Llegaron después a Lima noticias de Parra desde Huancayo; supimos de la familia que había formado con una mujer admirable por su decisión y su paz interior; gracias a ella, Herminio Parra pudo conocer por primera vez lo que era un verdadero hogar. Fueron estos quizás los pocos años tranquilos en la borrascosa vida de este, intelectual peruano que nunca había dejado de ser un adolescente universitario generoso y atrabiliario como son (y deben ser) los jóvenes.
Los trabajos que hoy publica su viuda, Rita Avendaño no son una obra terminada. Constituyen borradores donde no será difícil encontrar contradicciones, errores o aspectos reiterativos. La decisión familiar en esta materia ha querido sin duda entregar no tanto una obra perfecta cuanto mas bien el testimonio de una personalidad y de un estilo de vida.
Algo terrible está ocurriendo en el Perú cuando hay hombres que mueren como Parra por el solo hecho de hablar o pensar da un modo diferente a otros que lo asesinan. No es necesario coincidir política, ideológica, o intelectualmente con ninguna de las afirmaciones o hipótesis de Herminio Parra, para decir que su muerte es un absurdo que nos alcanza y mancha a todos; y es uno de los avisos premonitores de la desgracia colectiva en que vivimos, crece y se avecina.
A veces temo que el tiempo se nos ha agotado y que no podremos impedir en el futuro inmediato un horrendo baño de sangre y una guerra civil generalizada. Ojalá que haya fuerzas sociales objetivas y hombres concretos que lo impidan. De algún modo entonces la muerte de Herminio Parra nunca tendrá sentido ni justificación pero al menos habrá sido compensada.
Lima, 26 de Julio de 1989Pablo Macera

CAPITULO 3: EL DESAFIO LATINOAMERICANO

LA EDUCACION PERUANA

EL CIVILISMO

EL CLUB NACIONAL


EL CLUB NACIONAL


(Extraído del Libro “De invasores a oligarcas” Autor: Herminio Parra Rivera. Publicación subvencionada por el ahora Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica – CONCYTEC. Lima 1989, páginas 139-144)

[página 139]La incapacidad de las viejas castas virreinales para consolidar la República, el enriquecimiento casi violento de los inmigrantes europeos que llegaron como pulperos, el caudillismo de nuestros inicios republicanos y los consolidados de la Independencia desembocan en una unánime conclusión: la República resultó tan encomendera como la Colonia. Sin mitos, sin fe, sin esperanza.
De este desconsuelo, sucedió entre 1821 y 1855, los inmigrantes europeos obtuvieron los mejores resultados. Crecieron. Para defender sus negocios, se organizaron. Según Manuel Atanasio Fuentes, el 10 de Julio de 1835 fundan el "Salón de Comercio"; en 1844 organizan la "Biblioteca Inglesa", y el 10 de Setiembre de 1848, de la unión de ambas, establecen la "Bolsa Inglesa".

LOS “GRANDES HOMBRES”
Esto incentivó el falso " nacionalismo " de las, más conservadoras castas familiares. El temor á verse desplazados las hizo reorganizarse. Y, en defensa de la "Soberanía Nacional", establecen en Lima el 19 de Octubre de 1855 el Club Nacional.
Su primer local estuvo en los altos del Portal de San Agustín, en la esquina con la calle de Lártiga. Donde hoy funciona la Superintendencia de Bancos.
De aquél pasó al que, en un principio, albergó al Club de la Unión. En 1891 se instaló en la calle de Espaderos, en el Jirón de la Unión, en los altos de una manzana que fue propiedad de José de la Riva Agüero y Osma. Finalmente,en 1029, se estableció en su actual local de la Plaza San Martín, sobre los viejos cimientos de la casona que perteneció a los Silva Santisteban.
De entre sus primeros socios se formó una "Junta Calificadora" que hasta hoy funciona. Este organismo exigiría a los nuevos asociados: [página 140] fortuna material y económica, "pureza de sangre" y títulos de nobleza; es decir, buena reputación, como lo establece el artículo 3 de sus estatutos.
El mismo Víctor Andrés Belaúnde, socio del Club desde 1907, en mérito a sus servicios prestados a la familia Moreyra confirma este hecho: "El Club era muy escrupuloso para elegir a su Junta Directiva, y, sobre, todo, su Junta Calificadora para la admisión de nuevos miembros recluidos entre profesionales, hombres de negocios, profesores universitarios y escritores que, abandonando las pintorescas calles de Lima virreinal, hoy habitan en mansiones suntuosas de las urbanizaciones aristocráticas de San Isidro, San Felipe, San Antonio y Monterrico.
Desde sus orígenes, la acción de la Junta Calificadora ha sido trascendental en la vida del Club. Un estudio de cualesquiera de sus miembros, así, lo confirma. Escojamos, por ejemplo, a algunos de sus primeros presidentes y otros consocios, Gaspar de la Puente y Querejarsú, primer Presidente del Club, entre 1855 y 1864. Poderoso hacendado costeño y Alcalde de Lima, en 1871. Se dedico a la administración de los bienes heredados de sus antepasados y a las tareas de beneficencia. Fue nieto de Gaspar Ramírez de Laredo, caballero de la Orden de Santiago. Otro de sus abuelos fue Fermín Francisco de Carbajal y Vargas Caballero, Grande de España y Correo Mayor perpetuo de las Indias.
José Antonio Barrenechea, segundo presidente del Club entre 1858 y 1863 fue hijo de un sobreviviente de Chacabuco y Maipú. Este capitán se caso con Carmen Morales García de la Plata, descendiente, según dicen, de familias señoriales, de Bélgica y Escocia. Barrenechea fue el discípulo más brillante de Bartolomé Herrera. Fundador de la Compañía de Seguros Mutuos sobre la vida, el 4 de Octubre de 1867, con un capital de 2'821,641 soles. Decano del Colegio de Abogados, entre 1869 y 1871. Juez de Primera Instancia en Lima en 1854. Ministro de Relaciones Exteriores en 1859 y 1861,
Finalmente, abuelo de nuestros conocidos José Gálvez Barrenechea y Raúl Porras Barrenechea.
Ignacio de Osma, cuarto presidente del Club, entre 1875 y 1879, y luego entre 1890 y, 1892. Fue hijo de Gaspar Antonio de Osma y Tricio, y de Carolina Baquíjano y Carrillo de Córdova. Aquel fue Oidor de la Audiencia de Lima, en 1813, burócrata segundón; ésta fue familia de los Conde de Vista Florida y de los marqueses de Santa María de Poyan. Ignacio de Osma fue Prefecto de Lima y Ministro de Estado y, naturalmente, abuelo de José de la Riva Agüero y Osma,. Presidente del Consejo de Ministros en 1944.
Miceno Espantoso, sexto Presidente del Club, entre 1870 y 1874. Hijo de Manuel Espantoso y Avellán natural de Guayaquil y ex-pulsado de Ecuador en 1347 por motivos políticos, según se cree. Miceno Espantoso fue educado en París. En el Perú fue un prominente consignatario del guano, hombre de negocios y finanzas, y, como es [página 141]presumible, abuelo de Pedro Beltrán Espantoso.
Dionisio Derteano y Echenique, séptimo Presidente del Club, entre 1884 y 1886. Financista de destacada actividad en la banca limeña y propietario del más grande ingenio azucarero de la época, la hacienda Puente; en cayo interior circulaban monedas y billetes propios a los que daban, aún fuera de sus dominios, curso legal y valor expeditivo.
Enrique Barreda y Osma, noveno Presidente del Club, entre 1890 y 1898. Sobrino de Manuel Aguilar, precursor de la Independencia, y sacrificado en el Cuzco. Fue nieto de Gaspar Antonio de Osma y Tricio Caballero de la Flor de Lys de Francia, y Oidor de la Audiencia de Lima, en 1813. Enrique Barreda estuvo dedicado al comercio. Fue Senador y Presidente del Senado.
Uno de los socios fundadores del Club Nacional sería Manuel Justo Pardo y de Lavalle, primer Presidente civil del Perú en 1872, Nieto de Manuel Pardo Rivadeneira y de Mariana Aliaga y Borda. Aquel fue un funcionario de segunda línea que llego al Perú en 1774, como regente de la Real Audiencia del Cusco, ésta fue heredada del Marquesado de "Fuente Hermosa" y del fundo "Hualcará" de Cañete, que heredó, a su vez, de Gerónimo de Aliaga, conquistador que llegó con Pizarro.
En 1876, entre los dueños del "Banco del Perú" y también del "Ferrocarril de Eten", podemos observar a los siguientes socios del Club: José Antonio García y García, Aurelio García y García, Manuel Yrigoyen, Dionisio Derteano, Cándame y Cía., José María Várela, Delgado hermanos e hijos, José Canero [Canevaro], José Unanue, Felipe Barreda y Osma, Miceno Espantoso y Emilio Althaus,
Pasado el tiempo, los hijos de los socios del Club Nacional utilizaron el Club de la Unión para establecer vínculos familiares con los inmigrantes extranjeros. Las castas reafirmaron y continuaron en el uso tradicional del poder. Llegado 1980, nada raro es ver a los representantes de estos nuevos clanes familiares como accionistas de futuras instituciones bancarias. Este es el caso del proyectado "Banco del Pacífico", donde podemos observar a los siguientes socios del Club.
NOMBRE AÑO DE ADMISIÓN AL CLUB
Santiago Gerbellini Isola 1947
Guillermo Picasso Peralta 194S
Alfonso Peschiera Carrillo 1948
Fernando de Lavalle Vargas 1948
José Valle Skinner 1955
Carlos Mariotti Cattanco 1958
Víctor Montori Alfaro 1962
Ezio Biaggio Alvarez 1975
Patricio de Almenara 1977
Del miedo al desarrollo del inmigrante extranjero se pasó a la [página 142] unidad con éste. Encomendero y bodeguero se juntaron para dar origen a nuevas instituciones balearias y financieras. Los capitales de éstas no generan industrias, como lo hace la burguesía en Europa. Se invierten para mantener, hasta hoy, el mismo movimiento económico del virreinato: la importación y la exportación.
La acción conservadoramente selectiva de la Junta Calificadora ha sido siempre la misma: buscar conservar la endeble unidad de terratenientes y comerciantes. Es un desatino del que no se escapan ni sus miembros más recientes. Como,- por ejemplo, aquellos que la conformaron entre 1977 y 1978; Santiago Acuña Rey, Leopoldo Callirgos Dave, José I. Chueca Mellet, Alberto Eguren Bresani, Eduardo Freundt Dalmau. Arturo Madueño Gonzáles, Salvador Noya Ferré, Fernando Ortiz de Zevallos Basadre, Nicolás de Piérola y Balta (ex-presidente del Comité Departamental de Elecciones de Lima),- Bernardo Rehder Remy, Eric Rey de Castro, Luis A. Sarmiento, Miguel Mujica Gallo, Armando Revoredo iglesias, Antonio Grana Garland, Felipe de Osma Porras y César E. Barrio.

DIPLOMÁTICOS Y PRESIDENTES
Según el artículo 20ffde sus estatutos, son socios honorarios del Club, los miembros .del cuerpo diplomático extranjero así como los Presidentes de la República que, obviamente, defiendan sus intereses,
Por esto, aparecen en su lista de socios natos: Manuel Cándano, Lizardo Montero, general Remigio Morales Bermúdez, Justiniano Borgoño, Augusto E, Leguía, José Pardo, Nicolás de Piérola, Guillermo G. Billinghurst, Eduardo López de Romana; Oscar R. Benavides, LUÍS M. Sánchez Cerro, Manuel Prado y Fernando Belaúnde Terry, este, admitido como socio en 1938, fue vicepresidente del Club durante su primer mandato. ¿Qué conclusiones podríamos obtener de la presencia de estos políticos en el desarrollo de nuestra República? Reclamaron al imperio de una democracia que no entendieron. El término "democracia" por ellos empleado, corresponde al estado demo-liberal-burgués que, aún hoy, parece no existir en nuestra República,
Este abismo entre lo real y lo espiritual hizo, igualmente, de nuestra democracia, una institución que nació decrépita, Lentamente, esta crisis va poniendo en peligro la estabilidad de la oligarquía de casta, así como de lo viejo y gastado de nuestro sistema político. Cuando éste ya no responde ni siquiera a sus intereses, inicia sus composturas, moderniza sus formas, pero no su espíritu. En esta escuela nos educaron los ilustres miembros del Club Nacional.

CUNA DEL CIVILISMO
Según consta en actas, los fundadores del Club lo fueron también del Partido Civilista, en mayo de 1871, José María Sancho Dávila, José Simón Tejeda, Francisco Rosas, José da la Riva Agüero y Sánchez Boquete, Jesús Elías, Antonio Arguedas, Juan F, Elizalde,[página 143] Juan Portal, Manuel Pardo, José Antonio de Lavalle, Ignacio de Osma, Miceno Espantoso, etc.
Víctor Andrés Belaúnde, al prologar un homenaje al Club en 1955, sostiene que "la mayor parte de sus miembros pertenecían al Partido Civil". En consecuencia, el civilismo es la manifestación política de la oligarquía de casta tradicional de poder.
Consecuente con las modernizaciones ocurridas, el civilismo también cambia de ropaje, algunas veces se unifica., pero siempre mantiene su esencia de casta. Al fin es un conjunto de grupos partidarios del caudillo o de la familia imperante. Un mosaico donde impera el sentimiento de casta, antes que el de clase. Por esto, constantemente se divide. En 1884, se convierte en el Partido Demócrata, de Piérola, del que es un gran admirador Fernando Belaúnde Terry. Luego se transforma en el Partido Liberal de los inicios del Partido Constitucional del general Andrés A. Cáceres; en el Democrático Reformista, de Leguía; en el Nacional Democrático, de José de la Riva Agüero y Osma; en la Unión Revolucionaria, de los "camisas negras' de Luis M. Sánchez Cerro y de Miguel Mujica Gallo; en el Popular Cristiano, de Bedoya Reyes; en el acciopopulismo, de Fernando Belaúnde Terry, y, naturalmente, se, infiltrará en el aprismo de Víctor Raúl Haya de la Torre. Aunque Víctor Andrés Belaúnde se equivocó al ubicar al civilismo en el tiempo, no dejaría de tener razón cuando, refiriéndose a él, sostiene: "El Partido Civil, que comenzó siendo una oligarquía económica e intelectual en los últimos años de Pardo y sobre todo con Leguía, quedaría reducido a una oligarquía económica, acabando por ser más tarde un cían familiar o un conjunto de "clanes familiares".

GUARDIANES DE TRADICIONES INSERVIBLES E INTELECTUALES INTRASCENDENTES
El Club Nacional ha sido el sustentador más grande de las "élites intelectuales" que ha tenido la oligarquía de casta peruana. A ellas pertenecieron Luis Fernán Cisneros. Ventura García Calderón, José de la Riva Agüero y Osma, Manuel Vicente Villarán, Luis Alayza Paz Soldán, Víctor Andrés Belaunde, Javier Prado y Ugarteche, Los la Jara, Raúl Ferrero Rebagliatti y Pedro Benvenüto Murrieta. Este gabinete de hombres notables condicionó, con su aporte, la opinión pública. Parece que sí. Operaron en el mismo sentido colonial, tradicional y religioso. No actuaron sobre la historia. Trabajaron con una historia vieja y desgastada. No revolucionaron nuestras conciencias. Olvidaron que el valor histórico de las ideas se mide en sus principios y en su acción diaria y constante, no comprendieron ni el auténtico liberalismo burgués. Se convirtieron en "Clanes" de un mundo esencialmente virreinal, revestido del peor formalismo burgués. No fueron "élite". Por eso, en 1980, modernizaron el medieval modo de hacer y de ser jesuítico y lo oficializaron. Pese a su brillantez, su producción intelectual fue intrascendente. [Página 144]

CONCLUSIONES FINALES
¿Por qué es importante el estudio de una institución como el Club Nacional? Como ésta, existen muchas en el país. Aparecieron con la República, pero no la defendieron, consolidaron los intereses de las viejas castas virreinales que, hábilmente, sobrevivieron a las guerras de la Independencia. Mantuvieron el espíritu monacal de beatitud y sometimiento dogmático, que impide aún conocer nuestra verdadera esencia histórica y la impusieron a la opinión pública. Hoy, frente a esta imposición, estamos reaccionando por la acción del tiempo y no de la historia: estamos en la búsqueda de nosotros mismos. En el reencuentro con nuestro pasado, con lo que nos dejaron los encomenderos de la Conquista. Con todas estas supersticiones intelectualistas que nos impiden aún la forja de nuestra verdadera personalidad nacional e histórica. Es el replanteamiento total de nuestra historia.
Resumamos en sus aspectos más importantes las etapas establecidas por la oligarquía de casta, desde el 28 de Julio de 1821 hasta la fecha. Hay tres fases fundamentales que son típicas en nuestra evolución histórica:
a) La organización de la "República Aristocrática", comprendida entre 1821 y 1868, Tiempo en el que tienen mucho que ver el Club Nacional y el Club de la Unión.
b) La consolidación de la casta oligárquica con la aparición del civilismo como su organización política, en 1872.
c) La modernización del viejo estado virreinal de acuerdo a los intereses imperialistas, prácticamente, desde 1884 hasta nuestros días.
Desconocer las intimidades del Club Nacional significa continuar con las más desgastadas tradiciones que limitan nuestro espíritu a hacernos pensar en lo que nunca fuimos, y no en lo que debemos ser. Ubiquémonos en nuestra verdadera realidad histórica para, comprender hechos presentes e intuir acontecimientos futuros. Así, podríamos comprender la actividad de los nuevos intermediarios, pero siempre viejos socios del Club Nacional como:

NOMBRE AÑO DE ADMISIÓN AL CLUB
Oscar Trelles 1941
Manuel Ulloa Elías 1944
Fernando Schwalb López Aldana 1944
Manuel Moreyra Loredo 1963
Dionisio Romero Seminario 1972

Que nos basta con decir que la nación fue sorprendida. "Ni a ni a la mujer se le perdona la hora de descuido en que cualquier aventurero ha podido abusar de ellas por la fuerza".

LA CASTA DE LOS BELAUNDE

LA CASTA DE LOS BELAÚNDE. AUTORÍA: HERMINIO PARRA RIVERA
EXTRAÍDO DE “DE INVASORES A OLIGARCAS” CAPITULO 2 (PAGINAS 132-137)
NOTA: EL AUTOR FUE ASESINADO MIENTRAS TRAMITABA LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO COMPLETO.

Este artículo tiene tres grandes partes: la que corresponde a la rama de La Torre, la de los Belaúnde y el cruce de ambas. Hemos empleado numerosas fuentes, desde las actas de fundación de Arequipa,, hasta las obras de Manuel de Mendíburu, Víctor Barriga, Santiago Martínez, Manuel Bustamante de la Fuente, Alberto Rosas Siles y Ernesto Farve, entre otros.

I. LOS LA TORRE
El que inaugura el apellido La Torre en el Perú fue Juan de la Torre, español segundón, natural del Villagarcía, (Provincia de Extremadura), vino a América en 1518. En Panamá se unió a Francisco Pizarra y lo acompañó en la aventura de conquistar el Imperio de los incas. Fue uno de los "Trece de la Isla del Gallo". En l534 estuvo entre los fundadores de la ciudad de Trujillo. El 22 de enero de 1540 Pizarra lo premió con una encomienda en la provincia de Condesuyos (departamento de Arequipa). No era poco. La encomienda contenía a ochocientos indios, repartidos en 13 pueblos; además, todas las estancias de I lameros y I lamas que poseía el cacique principal de la zona: Yuramullo.
El 15 de Agosto de 1540 fundó la ciudad de Arequipa y a poco se constituyó en su primer Alcalde. Por esto, el 15 de Setiembre se le obsequió una manzana de terreno para que edificase su casa y once fanegadas de tierras a la orilla del río Chili. Pero el hombre siguió progresando. En presencia de Hernando de Luque, recibió en encomienda las famosas minas de plata de CaiIloma, el 3 de Diciembre de 1540. Esto se sumó a las nuevas encomiendas que el pacificador La Gasca le había otorgado en los Valles de Surimarca, Acarí y Camaná el 7 de Mayo de 1549.
Juan de la Torre hizo carrera de gobierno. En 1552, 1553, 1561 y 1568 fue alcalde ordinario de Arequipa. En 1561 apareció ante el Virrey como encomendero en Cabana, y entre 1568 y 1575 fue regidor perpetuo del cabildo de la Ciudad del Misti.
El 26 de Agosto de 1579 condonó a su hijo Hernando la tercera parte de sus riquezas en forma de mayorazgo, entre las cuales incluyó la hacienda de Pitay. Sus actuales descendientes aún la conservan junto con las haciendas de Toro Muerto, Cuculí, Mamas y Atarán.
Juan de la Torre se casó en Arequipa con Beatriz de Casillas y Padilla, y tuvo tres hijos: Francisco, Hernando e Inés. El mayorazgo (primogénito), Hernando de la Torre y Casillas fue también Alcalde ordinario de Arequipa, entre 1583 y 1597, y en 1802. Contrajo enlace con Catalina Contreras Martínez de Rivera,
El segundo hijo de Hernando, Fernando de la Torre y Martínez de Rivera, fue Tesorero de la Hacienda Real de Arequipa. Luego, en 1611, sucedió a su padre en la encomienda que tenía en territorios de los indios Yanahuaras, Chilques y Chumbivilcas. Fernando contrajo matrimonio con María de Cárdenas Zapata y tuvo un solo hijo, Juan de la Torre y Cárdenas, almirante.
Juan fue, (como su abuelo y bisabuelo), Alcalde ordinario de Arequipa entre 1539 y 1647. En 1647 fue corregidor de Arequipa y el mismo cargo desempeñó en Parinacochas en 1678. Juan de la Torre y Cárdenas se casó con Leonor Zegarra Cassaus y Valverde.
Hijo de este matrimonio fue el general Vicente de la Torre y Zegarra, quien a su vez contrajo enlace con Catalina de Rivera y Palavecino. Les nacieron cinco hijos.
Uno de éstos, el mayorazgo Juan Ignacio de la Torre y Rivera, no defraudó a la tradición familiar; en 1696 fue Alcalde ordinario de Arequipa. Este De la Torre se casó con María Josefa Fernández Dávila.
De este matrimonio provino el mayorazgo Juan Ignacio de la Torre y Fernández Dávila, casado a su vez con María Josefa de Valencia.
Ambos fueron padres de Manuel Vicente de la Torre y Valencia, el cual desposa a Ventura Campos Martínez del Pino. Tuvieron tres hijos: Gertrudis, Jacoba, Josefa y Felipe Antonio de la Torre y Campos. Este último nació y vivió en el valle de Majes, en la provincia de Camaná. Gran hacendado de la zona, fue nombrado por Bolívar primer Presidente de la Corte Superior de Arequipa, instalada el 27 de Julio de 1825S Felipe Antonio contrajo enlace con Bárbara Josefa de Luna Pizarra, hermana de Francisco Javier de Luna Pizarra., Del matrimonio nacieron cinco hijos, una de los cuales, Margarita de la Torre y Luna Pizarro, casó con Mariano Javier de Belaúnde y Zuñiga.

II.- LOS BELAÚNDE
Manuel de Belaúnde, natural de Vizcaya, fue el primero de ese apellido que pisó nuestras tierras; burócrata segundón, llegó como alférez real, por nombramiento firmado por el Rey Carlos III, fue corregidor de Arica en los años 1776 y 1777. El mismo cargo había desempeñado entre 1761 y 1766 Ramón López de la Huerta, padre de María Mercedes López de la Huerta. Esta no tardó en casarse con el inmigrante, y ambos se radicaron en Tacna, Les nacieron tres hijos: Irene, Juan Francisco y Pedro José de Belaünde López de la Huerta. La primera permaneció en Tacna y, por matrimonio, se emparentó con una antigua familia de la región: Los Basadre. Los otros dos hermanos se instalaron en el valle de Majes, donde se convirtieron en poderosos hacendados.
Juan Francisco de Belaünde López de la Huerta se casó en Majes con Cornelia Zúñiga Castroviejo de Rivera; ella era hija de otro mayorazgo, Isidro de Zúñiga. Juan Francisco y Cornelia tuvieron cinco vástagos: Mariano Javier, Manuel, Tomás, María y Beatriz de Belaúnde y Zúñiga.

III.- LOS BELAUNDE Y LOS DE LA TORRE
Al casarse Mariano Javier de Belaunde y Zúñiga con Margarita de la Torre y Luna Pizarra, sumaron las extensas haciendas que poseían en el valle de Majes. Hijo de ese matrimonio fue Mariano Andrés de Belaúnde y la Torre, nacido en Arequipa en 1849 y muerto en Lima en 1921. El recibió por herencia las haciendas de sus antepasados, ubicadas en el valle de Majes, aunque los fundos estaban sin explotar. Mariano Andrés se dedicó al comercio: adquiría productos de la zona para venderlos en Arequipa. Esta situación permaneció floreciente hasta que llegaron el ferrocarril, (construido de Moliendo a Arequipa), y la guerra con Chile-
El ferrocarril permitió la afluencia masiva de productos llevados del norte del, país, como el azúcar de caña. La competencia hizo, bajar los precios a la sexta parte de su valor anterior en Arequipa; luego, la ocupación chilena favoreció a firmas extranjeras que importaban mercadería europeas baratas y exportaban lana y metales.
Tren y guerra obligaron a Mariano Andrés a prestarle mayor atención a la agricultura. Incursionó en el cultivo de la caña de azúcar. Llegó a establecer un gran almacén en la ciudad de Arequipa y a poseer un lavadero de lanas. Sus negocios se extendieron, por esto último, al Cusco y a Puno; pero le faltaba un medio de transporte masivo para que sus cosechas de caña llegaran a Arequipa, el sistema de recuas de muías era ya muy oneroso. Entonces Mariano Andrés de Belaúnde se preocupó por la prolongación del ferrocarril del sur hasta la zona del valle de Vítor.
Esta obra de ingeniería significaba el beneficio de las tierras eriazas de Vítor, Síhuas, Majes, Camaná y Ocoña, muy oportunamente denunciadas por Mariano Andrés. El ferrocarril también habría de permitir la mejora en la producción de lanas en los distritos altos de las provincias de Castilla, Condesuyos, La Unión y Pariñacochas. Asimismo, el tren posibilitaría la explotación de los yacimientos de bórax, sal y yeso, ubicados muy cerca de la vía que se pensaba construir.
El 8 de Setiembre de 1895 Nicolás de Piérola fue elegido Presidente de la República, y Mariano Andrés, su partidario, ocupo una diputación por Camaná. En Lima, Belaúnde fundó una compañía que habría de construir el ferrocarril inaugurado en 1900. En ese entonces, nuestro personaje poseía fuertes intereses comerciales, agrícolas, mineros y de transporte. Entre el 8 de Setiembre de 1899 y el 7 de Agosto de 1900, Belaúnde fue ministro de Hacienda, cargo concedido por otro presidente y familiar suyo, Eduardo López de Romana. Mariano Andrés de Belaúnde y de la Torre se caso con Mercedes Diez Canseco y Vargas, perteneciente a otra vieja familia de Arequipa. Una descendiente de este tronco es Anel Diez Canseco Távara, esposa de Andrés Townsend Escurra. De aquel matrimonio nacieron ocho vástagos, dos de los cuales actuaron intensamente en nuestra política; Rafael y "Víctor Andrés"
Mariano Andrés Víctor Rafael Belaúnde Diez Canseco adoptó luego el nombre literario de "Víctor Andrés". Pierolista, como su padre y hermano, fue abogado, profesor universitario y escritor; pero se dedicó más a la diplomacia. Llegó a presidir las Naciones Unidas y a ser canciller del Perú en 1957. Siempre católico ferviente, en lo que se aproximó a su íntimo amigo José de la Riva Agüero. Luego de la segunda guerra mundial se alejó de la actividad política. Par su matrimonio con Teresa Moreyra y Paz Soldán, Víctor Andrés Belaúnde resulto vinculado al ex-presidente del Banco Central de Reserva, Manuel Moreyra Loredo.
Rafael Belaúnde Diez Canseco vivió activamente la política. Fue Embajador de Oscar Benavides en México y Chile.. En 1944 organizó el Frente Democrático Nacional, que elevó a la presidencia de la República a José Luís Bustamante y Rívero y cuyo primer gabinete presidió. Rafael Belaúnde contrajo matrimonio con Lucila Terry y García, con quien tuvo cinco hijos: Rafael, ya fallecido, casada con María Teresa Barreda; Lucila, viuda de Miguel Cruchaga, diplomático chileno; Fernando, reelegido Presidente del Perú; Mercedes, esposa de Celso Pastor de la Torre; Juan, casado con Zulema Fernández Dáviia; y Francisco, ex-presidente de la Cámara de Diputados.
Mientras Fernando Belaúnde fue Presidente del Perú entre 1963 y 1968, varios de sus parientes se hallaban vinculados a importantes intereses económicos. Juan Belaúnde Terry, César Belaúnde Guinasi, Manuel Belaúnde Guiñasi, Pedro Belaúnde Guiñasi, edro Belaunde Moreyra, Alberto Benavides de la Quintana (primo), César Belaúnde de Cárdenas (sobrino) y Celso Pastor de la Torre (cuñado), controlaban 46 sociedades anónimas o influían en ellas. Esas empresas tenían inversiones en los siguientes sectores; agricultura, minería, pesca industrial, industria manufacturera, comercio, inmobiliarias, bancos, servicios, finanzas, etc.
Juan Belaunde Terry representaba los interese del grupo Hoschschild. Celso Pastor y Alberto .Benavides de la Quintana formaban parte del grupo -Cerro de Pasco Corporation de los Estados Unidos, César y Manuel Belaúnde Guiñasi eran abogados y directivos del grupo pesquero Vallasino (panameño-norteamericano.), como sostuvoErnesto Farve en "Marka" el 15 de Enero de 1976.

CONCLUSIONES
Podríamos concluir, entonces, que esta oligarquía de casta no se aburguesó. Cambió las formas de la explotación que mantiene desde la Conquista. Se moderniza. Por eso continúa en su rígido patriarcalismo. Viejo tutelaje "paternal" que la hace considerarse la única salvadora de "su" pueblo. Un pueblo constituido, para ella, por seres inferiores a los que acude electoreramente, cada cierto tiempo, "para salvarlo". La oposición no le interesa. Son los derechos adquiridos por el uso tradicional del poder. Las frases que Mariategui nos diría en febrero de 1927 en la revista "La Sierra", fueron ciertas: "En el Perú no hemos tenido en cien años de república una verdadera clase burguesa, una verdadera clase capitalista. La antigua clase feudal, camuflada de burguesía republicana, ha mantenido su predominio”.

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DE INVASORES A OLIGARCAS

LA CLASE DOMINANTE, LA BUROCRACIA Y LA CLASE MEDIA, UNA MISMA HISTORIA Y UNA MISMA VERGUENZA

LA CLASE DOMINANTE, LA BUROCRACIA Y LA CLASE MEDIA, UNA MISMA HISTORIA
Autor: Herminio Parra Rivera
A la clase dominante peruana es necesario estudiarla con profundidad dialéctica a través de todo subdesarrollo histórico. Esta característica, ineludible e irremediable, ha sido por muchos "cíen tíficos" olvidada, cuando no, mal entendida. Han olvidado, por esto, muchos de sus aspectos interesantes.
'Uno dé éstos es lo que le ocurre en el siglo XVIII. Fue distinto de lo que soporta en los siglos XVI y XVII, debido a las reformas que realizaron los berbenes para beneficio de ella misma. Este hecho ocurrido en casi toda la centuria del setecientos, plasmó cambios de superficie en todos los aspectos de la vida económica, política, social y cultural, de la época. La vigencia de este reformismo se siente, hasta hoy. Reafirma la viveza criolla de la clase dominante para sobrevivir.
Al estudiar aquella centuria, se ha analizado separadamente sus aspectos políticos, sociales, económicos y culturales. No se les ha estudiado como un todo. Es decir, conociendo las relaciones que ocurren entre iodos ellos. Se ha menospreciado, en muchos casos, el significado de los cambios superficiales de las estructuras del Estado colonial del siglo XVIII.
Estos cambios ocurren de manera muy significativa en la "nobleza criolla" de la época. Por el Decreto Real del 23 de Noviembre de 1718 la corona pasa a administrar directamente las encomiendas. Defectos de este decreto fueron interesantes. La procedencia del "nobles peruanos" que en los siglos XVI y XVII se basaba en la propiedad que tenían sobre la tierra, en el siglo XVIII, varía. En este siglo ya no se sostiene exclusivamente en la gran propiedad territorial. A partir de aquí, el origen de su poder es más variado. Desde luego, el poder de los encomenderos crece más.
Los más audaces e inescrupulosos, continuaron en el poder de sus antiguas encomiendas. Con relación a la cantidad de invasores que llegaron [pagina 75] en los primeros tiempos, éstos, quedaron en un grupo reducido que, además, continuó en poder de sus propiedades urbanas. Toda la riqueza, heredada hasta aquí, fue insuficiente para mantener el decoro y el boato que la monarquía española exigía a la nobleza. Muchos encomenderos, por consiguiente, buscaron otras fuentes de ingreso para mantener el lustre de la casa y la dignidad del apellido. Pese a que en estos tiempos el comercio era una actividad vergonzosa para los españoles, éste fue el medio principal al que recurrieron para obtener posteriormente, su ennoblecimiento.
Junto a esta nueva actividad, en el siglo XVIII se intensifica la venta de títulos nobiliarios. Esta práctica, iniciada en el siglo XVII, fue ejecutada por la realeza española para satisfacer sus necesidades económicas internas, sus compromisos internacionales o bien para cumplir con sus exigencias bélicas. Para solucionar estos problemas, la corona recurrió siempre, a sus colonias americanas. Este recurso dio paso a un hecho singular: quienes compraron los títulos fueron los hidalgos; es decir, los miembros de la nobleza ordinaria española que invadió América. Generalmente para adquirir esta categoría de segundones, en España, necesitaban mostrar limpieza de sangre e hidalguía adquirida en la guerra contra los moros. A esta exigencia agregaron la fortuna obtenida en América. Hidalguía, limpieza de sangre y fortuna, fueron los requisitos indispensables que la corona exigía a quienes solicitaban la compra de títulos, desde tierras americanas. La fortuna se convirtió en condición "necesaria e indispensable" para mantener el decoro del título,
El comercio de títulos causó problemas en la nobleza española, que siempre se consideró un grupo privilegiado por recibir sus atributos de la voluntad divina. Sus privilegios, según ellos, no provenían del dinero, como ocurrió con la "nobleza" criolla americana. En poder de los segundones de América, los rangos nobiliarios se popularizaron. Perdieron la prestancia que tenían en España. Los "nobles americanos" con respecto a los españoles no tenían ningún punto de comparación. La "nobleza americana" se nos presenta con caracteres distintos a la española. No tuvo la pureza ni la rigidez de la española.
A partir de este momento, la sociedad peruana se nos presenta dirigida por tres sectores: la Iglesia; la alta burocracia o administración real; y la nobleza, conformada por los vecinos o "nobles" que se, apropiaron de los cabildos.
La Iglesia, formada por la jerarquía eclesiástica y las órdenes religiosas, estaba encargada de establecer normas de vida y de divinizar al Estado encomendero de acuerdo con la infalibilidad papal y la verdad de las sagradas escrituras. Como depositaría exclusiva del escolasticismo ortodoxo era dueña, también, de la cultura [pagina 76] escolástica de la época. Tenía en sus manos, como hasta hoy, la enseñanza, la educación y la beneficencia. A cada uno le impuso el contenido divino que le convino. Mediante su acción catequizadora, hacia que la jerarquía social establecida por los españoles, como producto de sus relaciones de producción, tuvieron el carácter de divinas y naturales. Con esto originaba, en los hombres, una conciencia de responsabilidad defensora de esa divinidad y del destino celestial del Estado establecido por España. La gravitación e influencia de esta fuerza social, sumamente notoria en el siglo XVIII, paulatinamente, se fue modernizando ante la presencia del regalismo borbónico. La expulsión de los jesuitas, ordenada por Carlos III, no pudo hacerla proceder de otra manera. La decisiva influencia del poder eclesiástico sobre el Estado no disminuyó. Adecuándose a las nuevas circunstancias aparentó debilidad. Después del dominio que ya tenía sobre la totalidad de las conciencias peruanas, se ensanchaba mejor aún.
La administración real o alta burocracia mantenía y dirigía la cohesión y existencia de la explotación de las comunidades nativas. Su función dirigente estaba fuera de discusión. Empezaba en el Virrey que, peor aún, en el siglo XVIII, había perdido gran parte de sus privilegios; y continuaba en los Oidores, Intendentes y los oficiales reales. Por detentar el Poder, fueron absorbidos, hábilmente por la clase dominante criolla. Se constituyó, desde luego, en un grupo de gran poder e influencia en la política y en la sociedad peruana. Asimilado al régimen familiar de la clase dominante, estableció, también, el régimen de castas en su sector. Los vínculos familiares que de aquí se derivan, se manifiestan en la herencia del cargo, siempre en manos de un solo apellido. Este nepotismo en muchos aspectos de la burocracia peruana hasta hoy existe. Su presencia demuestra, también, el origen de un capitalismo burocrático claramente establecido en la actualidad peruana. En este sector, el boato que rodeaba y el imperio que asumían los delegados del monarca de ayer, es el mismo que asumen los representantes del presidente de hoy. En el virreinato y en la República representan una autoridad indiscutible en cada región o localidad, Es la aristocracia del poder americano., Su sector de procedencia siempre ha sido la clase media; en el virreinato, de la española; en la República, de la nativa criolla.
La tercera fuerza social del virreinato estaba constituida por los "vecinos" de las ciudades. En los comienzos de la colonización española, los vecinos fueron los encomenderos; los que, realmente, controlaban la totalidad del poder del Estado virreinal. Son los miembros natos de la "nobleza criolla" o clase dominante peruana. El concepto de vecindad se amplió, posteriormente. Recayó sobre los jefes de las familias españolas sin distinción alguna. En aquellos españoles que domiciliados en, algún lugar del territorio, establecían familia de acuerdo a los moldes espirituales del escolasticismo español, y la defendían. Su obligación era no abandonarla, a fin de poder participar en el gobierno de la ciudad donde radicaban, [pagina 77]
Estos vecinos, como se desprende, no podían ser eclesiásticos ni funcionarios reales. Se les encuentra en cada una de las ciudades fundadas por los españoles: Piura, Trujillo, Lima, Arequipa, Puno, Cusco, Huamanga, Huancavelica, Tarma y Cajamarca. De esta manera, viejos apellidos de españoles encomenderos llegados en la invasión española del siglo XVI y algunos otros en el XVII, se convierten en el fundamento de las aristocracias regionales que son quienes, realmente, determinan la acción política, económica, social y cultural, que ejecuta el poder central ubicado en Lima, Los Seminario, en Piura; los De la Torre, los Orbegoso, los De la Puente, los De Cárdenas, en Trujillo; los Lavalle, los Pardo y los Osma, en Lima; los Bustamante, los Belaunde y los Diez Canseco en Arequipa; los Ladrón de Guevara, en Cusco; los Echenique, en Puno; los Prada, en Huamanga; los Gálvez en Tarma; los Imana, los Malpica y los Silva Santisteban, en Cajamarca; son Tos recuerdos que aún existen de esta "vecindad",
La ciase dominante, en esta circunstancia, no es más que el conjunto de sus más brillantes apellidos. Brillantez adquirida por la fortuna y por la hegemonía que en algún momento les toca desempeñar al servicio circunstancial de los gobiernos de turno.
Frente a estos tres grupos dirigentes de la sociedad peruana desde el virreinato, ¿Cuáles son los otros que completan el complejo y variado cuadro de su sociedad? Aparte de la clase media formada por los artesanos, comerciantes,, curas, médicos, abogados, pedagogos, altos burócratas, técnicos, ingenieros, aldeanos del campo, la mayoría de los pobladores de ciudades pequeñas, y por la mayoría de quienes habitan en Lima, Arequipa, Chiclayo, Piura, Huancayo, Cusco, Puno, Tacna, Ayacucho, Cerro de Pasco, Trujillo, Chimbote, Ica, Iquitos y Pucallpa, podemos citar, también, a los miembros de la clase media, a los campesinos de hoy y de siempre, los obreros y a los desaparecidos esclavos de ayer. También organizados, hasta hace muy poco, en el sistema familiar de castas.
Hasta hoy cada acontecimiento de trascendencia en América Latina, ratifica la presencia, casi perpetua, de la clase dominante. Las sucesivas conmociones que ha tenido el continente americano, en el fondo, no han sido sino, el enfrentamiento entre la clase dominante con la clase dominada, constituida por sus obreros y campesinos. A falta de un auténtico desarrollo burgués, la conciencia de clase de estos últimos se desarrolla en el ejercicio mismo de su lucha. Es el condicionante fundamental e ineludible de su desarrollo revolucionario. En este enfrentamiento constante, ¿cuál es el papel jugado por la clase media ya mencionada? Primeramente, fue asimilada por la clase dominante para aplacarle su tradicional inconformismo. En la actualidad, como cuidando su sobrevivencia, la clase dominante, cada día más, la encierra en un círculo vicioso donde todo le es ordenado, minuciosa y paulatinamente, en beneficio de los intereses imperialistas. Sin querer, se convierte, por esto, en un caótico muestrario de ideas del sector más avanzado de la [pagina 78] oligarquía peruana que ha sabido aprovechar sus particularidades: su gran volumen demográfico; su resentimiento frente a un mundo que ni siquiera l& insinuaba soluciones a sus problemas vítales; su pequeñez cultural; su desorientación histórica y su frustración frente al imperialismo norteamericano que, día a día, le ofrece un espectáculo deprimente y negativo de su propia existencia.
En este ambiente se formó el pensamiento político de la clase media. Se nutrió de las ideas más contrapuestas: de Hitler, de Mussolini, de Lenin, de Marx, de Engels, de Trosky, de Gonzales Prado, del anarquismo, de Fidel Castro, etc. La corrupción, la anarquía, el individualismo y la mezquindad de los sectores dirigentes de la clase dominante permitieron su disciplinada organización.
En el virreinato cada uno de los grupos sociales tenía su propio estatuto particular. A la colonia, este hecho, le determinaba la característica de estar formada por una sociedad estamental cada estamento tenía sus privilegios y sus fueros legales privativos que en el plano jurídico las diferenciaba unas de otras. Ninguno podía invadir el fuero del otro. Esta diferencia era rígida y exigentemente respetuosa de las leyes que la normaban por efectos de la acción catequizadora del catolicismo que había logrado divinizarla. La nación peruana, desde luego, se nos presenta hasta hoy como un mosaico singular: distinto en todo, lengua, raza, geografía, costumbres, etc; pero unida convenientemente, por la acción subliminal de la fe cristiana. Unión que, desde luego, satisface los intereses desintegradores de la clase dominante. En el virreinato, esta diferencia estamental era más pronunciada. En la "nobleza", por" ejemplo, existían los nobles indianos y los nobles españoles. Cada grupo desconfiaba del otro y eran dueños de un permanente antagonismo. Sin embargo, cuando de defender sus intereses se trataba, aparecían como una unidad coherente que defendía con mucho ardor sus fueros y privilegios^ Esta nobleza, a su vez, estaba formada por distintas categorías. No toda la nobleza era igual. Como nos. dice Tadeo Haenke (Autor de: "Descripción" del Perú". Lima 1901. Pag. 16) estaba, formada por tres sub-estamentos. Primero, el que procedía de los invasores, (en especial de los trece de la Isla del Gallo), y pobladores, (de la etapa correspondiente a la invasión española), de aquel reino; segundo, quienes procedían de la burocracia real, hijos, generalmente, de ilustres castas españolas y, tercero, por quienes procedían del comercio.
Si dentro de la misma nobleza limeña, el comerciante noble pertenecía a un escalón inferior, es obvio suponer, como era considerado en las cortes de Madrid y de Aranjuez. La frustración y el resentimiento de la clase dominante peruana son entendibles. Mejor aún, su odio, prepotencia y vesania, con que actuaban frente al poblador nativo. Lo que no les era permitido de realizar en España, lo realizaban en América despiadadamente.
[pagina79] Comúnmente, se ha sostenido que aquellos comerciantes emparentaban con la nobleza criolla eran burgueses. Si alguno de estos fue embrión del estado social burgués que, en España tampoco se desarrolló aquí en América se imposibilitó su desarrollo. La represión cruel y sangrienta de la Santa Inquisición católica obligada a adecuarse a la nueva realidad a los extranjeros recién llegados. Estos para formar parte de la nobleza americana, tenían que admitir y defender cristianamente, la realidad material y espiritual que encontraban ya divinizada por la fe católica. La escolástica ortodoxa divinizaba al Estado colonial y éste defendía a aquélla, para beneficio de su clase dominante. No hubo ninguna diferencia entre los nobles españoles y los comerciantes que, por aquella época, se ennoblecían, No podía existir diferencia alguna, si la misma técnica de ennoblecimiento ocurría con los funcionarios que, en España, obtenían títulos nobiliarios tal como ocurre en muchos casos que se observan durante el reinado de Carlos III. (1)
Para sobrevivir, la clase dominante siempre ejecutó la política de la asimilación. Esta vieja esencialidad cristiana emparentó a los comerciantes y a los altos burócratas con la "nobleza" criolla Los intereses de estos sectores, al final, fueron los mismos, como ocurre hasta hoy.
Desde, los tiempos de la invasión española, ocurrida entre el final del siglo XVI al siglo XVII, la clase dominante peruana abarcó a los "nobles" descendientes de los invasores, a los comerciantes y a los altos burócratas reates ennoblecidos que se habían vinculado entre sí. En la República esta tradición se mantuvo. Con la creación del Club Nacional (2) y del Club de la Unión (3) simplemente se modernizó". Esta compleja y variada relación de parentescos y de intereses económicos, fue uno de los factores, tal vez si el fundamental, que consolidó en la clase dominante, su incapacidad para gobernar la República. Reafirmó la mala administración de justicia y la corrupción republicanas tradicionales.
De todo lo analizado se desprende algo inobjetable cuya transcendencia se siente actualmente en toda, la población peruana la importancia que en la valoración social, política, económica y cultural, la clase dominante, cristianamente, le dio al dinero, sin importarle su procedencia. La popularizó. Con este ejemplo, impuesto divina y legalmente al pueblo, peor aún, degeneró al pueblo en la apreciación de sus valores. La corrupción se convirtió [página 80] entonces, en su forma normal de vida. El sector de criollos construyo "su" Estado desde el que controló y dirigió a los gobiernos que con su aprobación, democrática y electoreramente se elegían para administrarlo, hasta hoy. Desde la invasión española a la Republica actual, la clase dominante peruana siempre tuyo en sus manos los poderes del Estado, No por nada, éste fue construido a su imagen y semejanza. Por lo mismo, siempre lo defendió contra iodo lo que consideró ajeno a sus intereses: las exigencias populares.

(1) Conclusiones que se obtiene de Vicenet Rodriguez Casado: "La Revolcuion Burguesa y los politicos en el reinado de Carlos III" y del trabajao de Manuel Herrera "Notas sobre la ideologia del burgues español" En el Anuario de Estudios Americanos TIX Sevilla 1952.

(2) Club de los nobles peruanos con pureza de sangre fundado el 19 de octubre de 1855.

(3) Club de los comerciantes y de los nobles fundado en 1868.

LA REPUBLICA VIRREINAL, UNA HISTORIA, UN REPLANTEAMIENTO, MUCHAS PREGUNTAS

LA REPÚBLICA VIRREINAL, UNA HISTORIA, UN REPLANTEAMIENTO. MUCHAS PREGUNTAS
AUTOR: HERMINIO PARRA RIVERA
http://ivanorech.blogspot.com/2008/01/la-republica-virreinal-una-historia-un.html

[Pagina 65] A lo largo de toda nuestra vida republicana, el Perú ha pasado por un desarrollo sin igual. Así lo han afirmado siempre casi todos sus historiadores y políticos...
Según, ellos, el sistema colonial español se descompuso con nuestra Independencia de España. Fue ésta, una revolución singular. Todas los que le precedieron no le igualaron en importancia. Anuló todos los principios virreinales; y los héroes del pensamiento liberal que ocasiona, derribaron aceleradamente a los representantes del mundo colonial.
Los años transcurridos entre 1810 y 1821, removieron al pueblo peruano mucho más que antes en su vida de colonia. Se trató evidentemente de un proceso interesante. La reafirmación de las estructuras y espíritu virreinales. Apagadas algunas chispas de la dependencia española, ciertas partes de ésta entraron en descomposición; las que sobrevivieron reaparecieron con nuevas combinaciones que, finalmente permitieron su supervivencia.
Quienes, hasta el 28 de Julio de 1821, habían vivido sometidos a la Colonia española se hicieron "liberales" y se dividieron en distintas facciones políticas. Más honestos, otros, mantuvieron su lealtad al Rey. Decididamente fueron monarquistas. Se ubicaron en las mismas organizaciones políticas de los "liberales" y, entre ellos, se enfrentaron. Esta enconada lucha, entre liberales y republicanos, se nos presenta hasta hoy, como lección brillante de liberalismo y como la creadora de todo nuestro adelanto político, social y económico.
Para apreciar en su debida dimensión a esta historiografía mal hecha; para poner de relieve a este historicismo; y para observar el contraste entre los héroes del universo histórico peruano y las ilusiones en torno a sus hazañas; contemplemos este espectáculo. [Pagina 66] La supervivencia de las antiguas castas virreinales de poder en la República, fue el efecto de un proceso que empezó a gestarse en las mismas guerras de la Independencia. Cuando los encomenderos defendieron sus encomiendas, ubicadas en las intendencias. Allí, las protegieron financiando a los ejércitos monárquicos y republicanos, y dejando hacer y deshacer de nuestro patrimonio, al vencedor. El 12 de Diciembre de 1821, por ejemplo, "La Municipalidad de Lima reparte a los jefes y oficiales del ejército libertador, (según edictos de 12 de Noviembre anterior), las fincas confiscadas a españoles. Estas ascendían al valor de 519,069 pesos; adjudicados, por suerte, entre las listas de agraciados emitidos por San Martín".
El término de esta jornada dejo empobrecida, a las viejas cas-tas de poder. Sin embargo, Lima, Tarma, Cusco, Huancavelica, Huamanga, Arequipa, Trujillo y Puno, continuaron como sede tradicional de esta falsa aristocracia. El triunfo de la independencia no la sorprendió. Por eso, en la Sierra, desconoció a la república hasta la batalla de Ayacucho, en 1824. Y, en Lima, Trujillo y Arequipa, se adaptó a su mal entendido republicanismo, continuando con sus habituales costumbres. El 14 de Marzo de 1824, Bolívar, en una carta al General Salóm, describe con pericia a estos clanes familiares: "Esto está lleno de Partidos, todo plagado de traidores unos por Torre Tagle otros por Riva Agüero, otros por los españoles y muy pocos por la Independencia". Alejados los libertadores, las castas de poder no estaban en condiciones de gobernarse ni de gobernarnos. Cuatro siglos de sumisión y religiosidad colonial le anularon todo sentimiento de patria y nación, hasta hoy.
Esta cruda realidad obligo a la clase dominante a revitalizarse cultural y económicamente. Mientras tanto, permitió que sus más audaces descendientes; sus mejores empleados de segunda línea; y la curia eclesiástica; hicieron y deshicieron de los destinos de nuestra naciente república. Entre sus más audaces descendientes podríamos poner a los miembros del Primer Consejo de Estado del 8 de Octubre de 1821: el Teniente General Conde de Valle Oselle, Pedro José Zarate y Navía, descendiente de antiguos encomenderos limeños desde 1750; al Marqués de Torre Tagle, José Bernardo Tagle, casta limeña que compro este título en 1730; al Conde de la Vega del Ren, José Matías Vásquez de Acuña, heredero de una encomienda en el Valle de Cóndor, en Pisco; establecida desde finales del siglo XIV; al Conde de Torre Velarde, Agustín Quijano Velarde, casta burocrática que se inicia con Gaspar de Velarde y Cevallos, como Alcalde ordinario de Lima, en 1747. A Manuel Ignacio de Vivanco, ligado a la vieja casta de los De la Torre, a la que pertenece Fernando Belaúnde Terry. Al Conde de Premio Real, Luis José de Orbegoso, Presidente del Perú, en 1836. Al mismo Ramón Castilla, Presidente del Perú en 1845 -51, 1835 -58, 1858 -62, y casado con Francisca Diez Canseco, miembro de virreinal casta arequipeña fundada a fines del siglo XVII, por Francisco Diez Canseco y Tejedor, al casarse con Juana Gómez Butrón y Caldo, descendiente, por línea directa, de [página 67] Gómez Butrón, conquistador y fundador de Arequipa, en 1540. Entre sus mejores empleados podríamos ubicar a Hipólito Unanue. Y, entre los miembros de la curia eclesiástica, al Parlamento de 1822 con 26 diputados sacerdotes, a Francisco Javier de Luna Pizarro, a Toribio Rodríguez de Mendoza y al mismísimo Bartolomé Herrera. "Lejos de ser el pueblo, el que se conquistó un nuevo contenido, el Estado se mantuvo en su forma más antigua: en la dominación del sable y la sotana".
En el virreinato, cada clan familiar tenía su jefe, El conjunto de jefes obedecía al Intendente, jefe supremo de la Región, nombrado directamente por el Rey y no por el Virrey, como se cree hasta hoy. Aquel nombramiento se hacía teniendo en cuenta la "pureza de sangre" y el poderío económico del elegido en su lugar de nacimiento.
Pasado el 28 de Julio de 1821, la Intendencia pasó a ser Departamento y el Intendente, al principio, Presidente, y, después, Prefecto. Es explicable que el Presidente del Departamento de Lima, en 1822, continuara siendo su ex-intendente, Marqués de Aulestia, Coronel José de la Riva Agüero,y Sánchez Boquete, más tarde, Mariscal y primer Presidente republicano. Lo mismo diremos del ex-intendente de Arequipa, Juan Bautista de Lavalle, uno de cuyos descendientes sería candidato a la presidencia de la República en 1950, y Presidente del Club Nacional en 1940-42., En Trujillo se repetiría el mismo caso con su ex-intendente Marqués de Torre Tagle, En igual forma con Francisco José Recabarren, ex-intendente de Huamanga, etc. Este cambio de etiqueta fue el resultado de la defensa que la clase dominante hizo de sus propiedades encomenderas.
Después del definitivo alejamiento de Bolívar, cada clan presiona para hacer prevalecer sus intereses en el Gobierno Central limeño. Esta presión se oculta con la defensa de los intereses de la Región de donde es cada clan familiar. Por lo tanto, cada grupo se rebela con su “jefe máximo", con discursos o con armas, en la conquista de la silla presidencial. Manuel Ignacio de Vívanco y Pedro Diez Canseco, por Arequipa; Luis José de Orbegoso y Torre Tagle, por Trujillo; José Rufino de Echenique y Pío Tristán, por Puno; José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, Francisco Vidal y Nicolás de Piérola, por Lima.
El triunfo.de cada caudillo orientaba, a su vez, el uso de los poderes del Estado en beneficio de su familia y de su región. Poco importaba, en ésta circunstancia, que el caudillo fuera civil o militar. De acuerdo al momento, eran conservadores si propugnaban un Ejecutivo fuerte; o Liberales, si defendían un Legislativo poderoso, a aquél pertenecía el Presidente y sus ministros; a éste, otros caudillos menores que, como diputados o senadores, siempre quisieron hacer del Parlamento, el "primer poder del Estado". La pugna entre los conservadores y liberales de ayer, fue la misma entre el militarismo y la civilidad de los últimos tiempos.
[Pagina 68] De la virreinal división de familias pasamos a la republicana división regional. Las castas y sus caudillos nos dejaron un republicanismo que no entendieron, al tiempo que reforzaron la vieja nación inconclusa de conquista y virreinato. Toda esta acción de fuerzas económicas, desarrolladas dentro de la jerarquía rígida de una sociedad gobernada por una falsa aristocracia y por la Iglesia, se nos ocultó, siempre, con el velado manto de la anarquía y el caudillismo militar de nuestra república. Las viejas castas virreinales, para sobrevivir, no podían proceder de otra manera.
El triunfo de cada caudillo polarizaba, como siempre, a los más "ilustres" pensadores del momento. Si era conservador, con él se definían personajes como: Monteagudo, José María de Pando, Felipe Pardo y Aliaga, José Joaquín de Mora, Andrés Martínez, Manuel Urquijo, José Antolín Rodulfo, etc. Si era liberal, tenía a su favor a: Francisco Javier Mariátegui, Benito Laso, Mariano José de Arce, Santiago Távara, etc. Al final, liberales y conservadores, resultaron sometidos al absolutismo presidencial, que era la continuación del virreinal. Las mismas castas de la clase dominante no sabían lo que querían, menos aún sus seguidores. Por esto fracasó la segunda promoción de parlamentarios: la de Francisco Javier Mariátegui, Sánchez Carrión Arce, González Vigil, Benito Laso, Manuel Lorenzo de Vidaurre, etc. Ante la frustración de estas figuras parlamentarias, que elaboraron las constituciones de 1823, 1828 y 1834, las castas se proponen hacer otras mejores. Más disciplinadas y con el pronunciado sentimiento de religiosidad dogmática y autoritarismo político del tiempo de los virreyes. Esta labor de modernización de la "inteligencia' se la encargan a Bartolomé Herrera, figura de Congresos y Asambleas constituyentes desde 1849, Ministro de Gobierno, Justicia, Instrucción, Culto y de Relaciones exteriores, en la administración de Echenique, en 1851. Este jesuita nombrado Rector del Convictorio de San Carlos, en 1842 por el Gobierno provisorio del General Francisco Vidal, descendiente de una poderosa casta encomendera de Cañete, sería el educador de una promoción interesante. De jóvenes que nacidos alrededor de 1830, dirigirían los destinos del país, hasta finales del siglo pasado.
Sus mejores alumnos, educados para defender la soberanía de la inteligencia y negar la popular, fueron: Evaristo Gómez Sánchez, precursor de la Constitución corporativa de 1880 y Ministro de Gobierno y Obras públicas, en 1864; Pedro José Calderón; Pedro Gálvez, Rector del Colegio Guadalupe, en 1849; José Gálvez, Rector del Convictorio de San Carlos en 1855, Decano del Colegio de Abogados en 1865, por su matrimonio con Ángela Moreno resultó dueño de ricas 'minas en el Departamento de Junín; Luciano Benjamín Cisneros, Diputado por Huánuco, en 1858-88 y 1878, Ministro de Justicia en 1872, Ministro plenipotenciario en Italia en 1878 -82, Decano del Colegio de Abogados en 1885 -92, Vocal de la Corte Superior de Justicio, en 1904 y redactor de la "Revista de Lima" en 1860; Toribio Pacheco; [página 69] José Antonio Barrenechea, Ministro de Relaciones Exteriores en 1867 -69, Ministro de Justicia e Instrucción en 1868, Decano de la Facultad de Derecho en 1870 -74 y abuelo de Raúl Porras Barrenechea; Manuel Antonio Barinaga, Ministro de Hacienda y Comercio en 1878; José Jorge Loayza, Ministro de Hacienda en 1864; José Antonio De Lavalle; Manuel Benjamín Cisneros; José Casimiro Ulloa; Sebastián Barranca, Pedro Alejandrino del Solar; Manuel Yrigoyen; Clemente Althaus, poeta y Ministro de Hacienda; José Antonio García y García fundador del Banco del Perú en 1863 y accionista del Ferrocarril de Eten en 1876; Carlos Augusto Salaverry; Luis Benjamín Cisneros; Manuel Pardo, Ministro de Hacienda en 1855, fundador del Banco del Perú en 1863, de la Compañía de Seguros "La Paternal" en 1871, y, primer Presidente Constitucional del Perú, en 1872, etc..
Mientras Bartolomé Herrera preparaba a la "intelectualidad" de la clase dominante, ésta, por otro lado, recuperaba su dinero invertido en sus hazañas de la Independencia. En el primer gobierno de Castilla, obtuvieron la Ley de la Consolidación de la deuda interna. Mediante ésta, y a la sola presentación de facturas, el Estado devolvía a sus dueños lo invertido en sus heroísmos pasados. De inmediato, las castas fraguaron documentos o compraron los originales por debajo de su precio normal. Naturalmente, no faltaron quienes aprovechando esta situación aparecieron como nuevos ricos. El 21 de Agosto de 1856,-Estanislao Flores, Diputado por Huamalíes le escribía a Jervacio Alvares, Ministro de Gobierno, Justicia y Culto de la época, protestando por la falsificación de expedientes hecha por personajes como: Jacoba Boza, de conocida casta encomendera limeña; Manuel Aparicio, de célebre casta de encomenderos mineros de Ayacucho; Mariano y Domingo Laos, comerciantes de chinos radicados en Lima; José María Sancho Dávila, de prestigiosa casta de encomenderos agricultores de Lima; Juan y Julia Elizalde, ilustres burócratas limeños; el Monasterio de Jesús María; Julián Zaracondegui, comerciante que llega a Ministro de Hacienda en 1864; José Rufino de Echenique, Presidente de la República en 1855; Nicolás de Piérola; Manuel Seoane; Hercelles; Luis José de Orbegoso, etc.
Las castas oligárquicas de Poder consiguieron sus objetivos. La deuda consolidada por Castilla que, en 1851, era de 5 millones de pesos, en el gobierno de José Rufino de Echenique, aumentó a 15 millones. Con estos ilícitos capitales reflotaron sus antiguas encomiendas y, lentamente, intervinieron en los negocios del guano y del salitre, ocupación que, entre 1849 y 1861, en su mayoría, estaba en manos de comerciantes extranjeros como: Allsop; Gibbs; Templeman y Bergman; E. Read; Graham; Rowe y Montané; Dreyffus, etc
Al paso del tiempo, los mejores ex-alumnos de Bartolomé Herrera reaparecieron como Ministros, diputados, senadores o banqueros. Controlaban y administraban el negocio de fertilizantes, para beneficio de la clase dominante. En 1882, forman la Compañía Nacional de Consignaciones del guano. En una envidiable situación economice reaparecen viejos apellidos de abolengo: Clemente Ortiz de Villate, [página 70] fundador de la Compañía de Seguros "Súdamerica", en 1571 y fundador del Banco del Perú en 1863; José Canevaro, fundador del Banco de la Providencia en 1862, del Banco del Perú en 1863, dueño y empresario del Ferrocarril de Eten, en 1876; Felipe Santiago Gordillo, fundador del Banco del Perú, en 1863; Manuel Pardo; Carlos Delgado Moreno, fundador del Banco del Perú y del de "Crédito Hipotecario" en 1866; Felipe Barreda y Aguilar, fundador del Banco del Perú y de la Caja de Ahorros de la Beneficencia Pública de Lima; Miceno Espantoso, abuelo de Pedro Beltrán, fundador del Banco del Perú, de la Compañía de Seguros "La Patronal", en 1871, y accionista del Ferrocarril de Eten, y Emilio Althaus, fundador del Banco del Perú, accionista del ferrocarril de Eten. Quitaron a los intermediarios extranjeros para ocupar su lugar, pero nada cambiaron. Igual que en la Independencia de España. Al promediar la década del 1860 controlan los mercados de: Inglaterra, Alemania, China, Japón, Bélgica, Portugal y Estados Unidos. La consolidación, junto con el guano, significó parte de la reorganización de las antiguas castas virreinales, a cambio del negociado y el abandono de los intereses peruanos a los extranjeros.
Luego de esta revitalización, las castas oligárquicas se unen a los inmigrantes extranjeros, que llegaron pregonando mercancías baratas y algunas beberías que otro les dio fiadas. Para esta unidad fundan el Club Nacional, en 1855 y el Club de la Unión, en 1868. En aquél defienden la "pureza" de su "abolengo". En éste, permiten el ingreso del marchante plebeyo, pero gringo y sin dinero. Ocurrieron, entonces, los matrimonios del siglo. Este negocio de grandes ganancias, significaba la unión económica de bodeguero con encomendero, de esta unidad resultan las instituciones bancarías y financieras que todavía existen. Los capitales que forman estas organizaciones, se invierten para mantener, hasta hoy, el mismo movimiento económico del virreinato: la importación y la exportación.
Los nuevos banqueros, se convierten en los prestamistas de dinero a los gobiernos de turno. Intentaron solucionar nuestras deudas externas e internas. Pero los mismos préstamos se dieron a cambio del control económico que, los inmigrantes extranjeros, deberían tener en la explotación de nuestras riquezas. En consecuencia, el poder de decisión de los Bancos estaba en manos de sus dueños extranjeros. De modo que las políticas crediticias y financieras que se hacían en el país no respondían a los intereses nacionales, como hasta hoy. Al fin y al cabo, nuestros banqueros continuaron como extravagantes intermediarios del ciclo del capital financiero internacional.
En estas condiciones fundaron las siguientes empresas: Empresa del Agua de Lima, en 1855; el Banco de la Providencia" en 1862; el Banco del Perú, en 1863; el Banco de Londres, Méjico y Sudamérica, en 1863; el Banco de Crédito Hipotecario, en 1866; la Caja de Ahorros de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, en 1868; el Banco territorial, en 1870; el Banco Agrícola de Ica, en 1870; el [página 71] Banco de Trujillo, en 1371; la Compañía de Seguros Sudamericana, en 1871; la Compañía de Seguros de Lima, en 1871; la Constructora peruana, en 1871, etc.
Sin embargo, Lima no era el todo de este largo y exitoso final de la ciase dominante peruana. Las castas provincianas y las capitalinas que, aparentemente, no habían tenido participación directa en el poder, exigían gobiernos estables para la inversión de sus capitales en la modernización de sus enclaves; para construir vías de comunicación con sus encomiendas más alejadas de la Costa; para la importación de maquinarias que cambiaran las formas de explotación de sus encomiendas agrícolas en ingenios, y, para la modernización de la extracción del mineral de sus encomiendas mineras.
Esta nueva circunstancia, obliga a las castas tradicionales a organizarse políticamente. Aparece el partido "Civilista" y con él, el nuevo fenómeno republicano que hasta hoy, define a la civilidad: el electorerismo. En 1872, el civilismo, elige a Manuel Justo Pardo y de Lavalle, ex-alumno de Bartolomé Herrera y fundador del partido civilista como Primer Presidente Constitucional de la República. Pardo era representante de una casta de encomenderos agricultores fundada por Gerónimo de Aliaga, conquistador que viene con Pizarra y que, en 1969, su familia, era dueña de 5348 hectáreas en la zona de Chiclayo.
En 1980, el civilismo se moderniza. Se convierte en belaundismo. Elige a Fernando Belaúnde Terry como su nuevo representante en la Presidencia de la República. El uso tradicional del poder en esta casta familiar se amplía al unirse, por lazos matrimoniales con Violeta Correa Miller, hija de Javier Correa Elías, Ministro de Estado en el segundo gobierno de Manuel Prado, Javier Correa, a su vez, es tío de Manuel Ulloa Elías, Ministro de Estado en el primer y segundo gobierno de Belaúnde y de Nills Ericsson Correa, quien también llegó a ser Ministro de Estado, en el segundo Gobierno de Belaúnde.
La unión de estas castas familiares consolida el conjunto de clanes que determinan a la clase dominante peruana. Una clase que defiende un Estado donde los derechos de los ciudadanos se establecen de acuerdo a la fortuna que se posee. Riqueza que procede, generalmente, de las propiedades territoriales obtenidas, desde la invasión española del siglo XVI. Vivimos, por lo tanto, un grado inferior, en el desarrollo del Estado en que la característica económica de su clase dominante, es la vieja producción mercantil de la colonia. Produce no para el consumo nacional, sino para el extranjero. Por su sacrosanta sumisión, ha perdido dominio sobre su producción y como comerciante tampoco ha llegado a serlo. Sus productos y su producción están sujetos al capricho de los consorcios extranjeros. [Página 72]
Así llegamos al 14 de Abril de 1985, con nuestras instituciones estatales respondiendo, menos que nunca, a las necesidades reales del país; con el descontento de las masas populares que se torna amenazante; con una clase medía que se proletariza cada vez más; con el desprestigio de los partidos políticos de izquierda o de derecha; con un régimen como el belaundista con su tendencia a apoyarse en las fuerzas más cercanas a él, por razones familiares antes que por espíritu de clase y, finalmente, con la crisis económica que azota al país.
La permanencia de estos fenómenos y su olvido, han ayudado a la explosión de esta crisis que serpenteaba en el Perú, desde sus inicios republicanos. Para entenderla, ordenemos nuestra historia, replanteándola. En esta dimensión humana mal haremos meditaciones, senderos innumerables sedientos de exploración y huellas de rutas exploradas que conservan su virginidad no obstante su reiterada violación.
Empezando por nuestra primera infancia republicana, surgen preguntas de orden histórico que obligan al nuevo replanteamiento de hechos como; el Primer Congreso Constituyente de 1823, el de La Mar, Salazar y Baquíjano y Felipe Antonio Alvarado; la Constitución de 1823 de Sánchez Gorrión y de Baquíjano y Carrillo; la balcanización del Perú, Confederación de los Andes y la Constitución vitalicia de 1826; el Congreso Constituyente de la Mar y Luna Pizarro en 1827; la Constitución de 1828 y el federalismo de las Juntas Departamentales; la Convención de Luna Pizarro y Vigil y la anarquía político-económica que representaron Bermúdez, Nieto, Orbegoso y Riva Agüero, en 1834; la reacción de Salaverry en 1835; la Constitución de Huancayo, en 1839; la pugna carolino-guadalupana que re-presentan Bartolomé Herrera y Domingo Elías; la rebelión de Vívanco y la actuación de Benito Laso, en 1842; el gobierno de Castilla, en 1845, la esencia del Congreso americano, la ley de presupuesto; la anarquía política y económica y la creación de bancos entre 1855 y 1872; la actuación de los Gálvez y de Francisco de Paula Gonzales Vigil; el gobierno, de Echenique en 1851; la ley de la consolidación de la deuda interna, el despilfarro del guano y el salitre y la compra de la libertad de los negros por Castilla; la fundación del Club Nacional en 1855; la Constitución de Pedro y José Calvez, en 1856; el proyecto de Constitución de Estado corporativo de Bartolomé Herrera, en 1880; las constituciones de 1860 y 1867; la fundación del Club de la Unión en 1868 y la fundación del Partido Civilista el 4 de Mayo de 1871.
Tal vez si este replanteamiento nos ayude a contestar las siguientes preguntas: ¿Por qué sobrevivió el civilismo?, ¿Quiénes fueron sus herederos en la Republica?, ¿Por qué el fascismo fue defendido y apoyado por Sánchez Cerro? ¿Por qué la insurgencia masiva del PAP?, ¿Fue realmente revolucionario Haya de la Torre?, ¿Traído no o no el PAP a sus postulados originales? ¿Qué papel desempeña-ron Raúl y Rómulo Ferrero Rebagliatti, ideólogos defensores y [página 73] propulsores del fascismo en el Perú?, ¿Cómo se explica, por tanto, la aparición, permanencia e influencia del "hayatorrismo" en los últimos sesenta años de nuestra vida republicana?, ¿Por qué las soluciones propuestas por el aprismo a la problemática nacional obedecieron siempre a puntos de vista mesocráticos?
Pocas cosas nos dan una sensación más aguda del paso del tiempo que contemplar los hechos experimentados por generaciones sucesivas y pasadas, con algunas de las cuales respiramos el mismo aire de época, íes mismas expectativas, temores y esperanzas de lo que entonces era todavía futuro.
Vidaurre, Monteagudo, Valdelomar, Santiago Távara, González Prada, Vallejo, Heraud, Luis de la Puente, Ninavilca, Carlos Wiesse, Mariátegui, Atusparia, los muertos anónimos de la masacre de Malpaso, las víctimas de la lucha por la jornada de las ocho horas laborales, las víctimas de Huanta en 1968, Gudelio Espinoza asesinado el 8 de Julio de 1971, Aurora Vivar Vázquez, Emiliano Huamantica, Jorge Talledo Parías y Edith Lagos; puestos frente a Manuel Pardo, José Santos Chacano, Nicolás Carpancho, José Antonio Barrenechea, Bartolomé Herrera, José de la Riva Agüero y Osma, Pedro Beltrán, Víctor -Andrés Belaunde, Víctor Raúl Haya de la Torre y Fernando Belaúnde Terry, son imágenes de personajes que se encuentran definitivamente fijadas por la trascendencia histórica de sus hechos. Actos que no dejan de suscitar juicios contradictorios entre nosotros. Imágenes que nos servirnos de ellos, por ser vidas conclusas para ventilar nuestras actuales querellas, para debatirnos entre las expectativas, temores y esperanzas a que nuestro propio futuro está abierto. Enfrentarse con tales figuras, es enfrentarnos con si tiempo y juzgarlo. Una operación y sin duda sana, cuando ese tiempo es el inmediato anterior o el mismo que estamos viviendo.